Sentir una preocupación constante, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño e incluso tener una sudoración excesiva o pulsaciones elevadas puede indicar que sufres ansiedad. Te contamos en qué consiste este trastorno, cuáles son sus síntomas y cuándo es conveniente acudir al médico.

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La ansiedad es un mecanismo natural del ser humano, que le permite ponerse alerta ante sucesos comprometidos. Sentir ansiedad de manera ocasional es algo normal porque, en un grado moderado, este sentimiento además de ayudarnos a tomar precauciones en situaciones peligrosas, nos permite mantenernos concentrados y afrontar los retos que nos plantea la vida.

Sin embargo, cuando la ansiedad es desproporcionada a la situación que se presenta, es intensa y duradera e incluso se presenta en momentos inadecuados, se considera un trastorno, tal y como explica la Sociedad Española de Medicina Interna.

Tipos de ansiedad

Existen varios tipos de ansiedad:

  • Trastorno de ansiedad generalizada: se caracteriza por sentir una preocupación persistente y excesiva por actividades o eventos importantes e incluso por temas rutinarios. Este nerviosismo se produce casi a diario y se diagnostica cuando tiene una duración mínima de 6 meses.
  • Trastorno de pánico o ataque de angustia: se experimentan crisis de angustia recurrentes y espontáneas. La ansiedad es tan aguda y extrema que la persona siente que va a morir. Además, los pacientes con este trastorno también desarrollan una angustia y miedo a experimentar el próximo ataque porque no lo pueden prever (es la ansiedad anticipatoria).
  • Trastorno fóbico: aparece un temor irracional y persistente ante un objeto específico, una actividad o una situación. Por ejemplo, miedo a volar, a los pájaros o a los espacios abiertos.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo: la persona que lo sufre tiene pensamientos o realiza alguna acción continuamente de manera involuntaria, algo que le ayuda a no provocar ansiedad. Por ejemplo, lavarse las manos cada poco tiempo.
  • Trastorno por estrés post-traumático: se da en aquellas personas que sufren un trauma emocional, una guerra, una violación, etc. y presentan secuelas psicológicas desagradables. Se caracteriza por tener recuerdos persistentes del suceso traumático, un estado emocional con exaltada vigilancia y una reducción general del interés por los sucesos cotidianos.

Además, la ansiedad, al igual que el estrés o la depresión, es un proceso emocional que puede causar una enfermedad psicosomática. Un trastorno que puede tener una gran variedad de síntomas como dolores intensos de cabeza y espalda, mareos o vértigos, gases y molestias digestivas, disnea o dificultad respiratoria, taquicardia, fatiga y debilidad, entre otros.

Ataque de ansiedad Como identificar

Cómo identificar un ataque de ansiedad

La ansiedad tiene síntomas emocionales (preocupación constante, cansancio, irritabilidad y problemas para concentrarse y conciliar el sueño) y físicos (pulsaciones elevadas, sudoración excesiva, tensión muscular, temblores, mareos y desmayos).

También se producen cambios en el comportamiento. Así, la persona que padece ansiedad puede no ser capaz de disfrutar de su tiempo libre, tener dificultades para cuidarse a sí mismo y concentrarse en el trabajo o preocuparle probar cosas nuevas.

El Servicio Nacional de Salud inglés (NHS) reconoce que no siempre es fácil reconocer cuándo la ansiedad es la razón por la que se siente o actúa de una forma diferente. Incluso, en ocasiones, se confunde con ataques al corazón o infarto. Sin embargo, existen varias diferencias entre ambos:

  • Mientras el ataque al corazón es opresivo y se localiza en el pecho, cuello y brazo izquierdo, el dolor de la ansiedad es punzante y aparece en cualquier parte del cuerpo.
  • Los síntomas del ataque al corazón son repentinos, intensos y duraderos, a diferencia de los de la ansiedad que duran entre 5 y 10 minutos.
  • Cuando a una persona le sobreviene un ataque al corazón, su respiración no es agitada. Por el contrario, durante el ataque de ansiedad se hiperventila y la respiración es muy rápida.
  • Durante un ataque al corazón, la persona no tiene la sensación psicológica de que ha perdido el control de su comportamiento, pero en la ansiedad siente que todo escapa a su control.

Qué hacer ante un ataque de ansiedad

Es fundamental reconocer un ataque de ansiedad y acudir al médico en cuanto se detecta. Consúltale si:

  • Sientes que te preocupas demasiado y ello afecta a tu rendimiento en el trabajo y a tus relaciones.
  • Te resulta muy difícil controlar los miedos y las preocupaciones.
  • Te sientes deprimido, tienes problemas con el alcohol o las drogas o tienes otros problemas de salud mental junto con la ansiedad.
  • Piensas que tu ansiedad podría estar relacionada con un problema de salud física.
  • Tienes pensamientos o conductas suicidas (de ser así, procura tratamiento de urgencia inmediatamente).

Es muy complicado prever con certeza qué es lo que causa que una persona presente un trastorno de ansiedad. Sin embargo, si te sientes ansioso, los expertos recomiendan una serie de medidas para controlar o reducir el impacto de los síntomas:

  • Pide ayuda enseguida. La ansiedad puede ser más fácil de tratar si se detecta pronto.
  • Mantente activo y aprende a relajarte. Participa en actividades que disfrutes y que te hagan sentir bien. Un gran ejemplo es el deporte o el mindfulness. Además, disfruta de las relaciones sociales porque pueden aliviar tus preocupaciones.
  • Evita algunos alimentos y prioriza otros. Ningún alimento produce ansiedad por sí mismo, pero a una persona vulnerable con un nivel de estrés por encima de lo normal no le convienen productos excitantes como el café, las bebidas con cafeína y el azúcar refinado. Hay otros alimentos que sí son más recomendables para luchar contra la ansiedad, como el pescado azul, los lácteos, las almendras, el plátano o la avena, entre otros, e incluso remedios caseros (masajes, plantas medicinales, etc.).
  • Evita el consumo de alcohol o drogas. Puede provocar ansiedad o empeorarla. La idea de dejar ambas sustancias puede hacerte sentir ansioso. Si no puedes dejar de consumir por tu cuenta, consulta con tu médico o busca un grupo de apoyo.

Ante todo, pregunta a tu médico si crees que tus emociones te desbordan y te cuesta relajarte. Pedir ayuda significa dar un gran paso para salir de esa situación.

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Fuentes:

  • Sociedad Española de Medicina Interna
  • Servicio Nacional de Salud inglés (NHS)
  • Mayo Clinic