Chinches en la cama, ¿tienen solución?

Las chinches de cama constituyen una de las plagas más comunes. En el pasado, su incidencia se redujo de forma importante debido a la proliferación de insecticidas efectivos. Sin embargo, las infestaciones se han vuelto más frecuentes en los últimos años debido, principalmente, a la mayor movilidad de la población y las resistencias a los insecticidas.

La eliminación efectiva de las chinches de cama es de vital importancia para garantizar la comodidad y la seguridad en el entorno doméstico y hostelero. A continuación, te explicamos las particularidades de esta plaga y cómo se puede eliminar.

Qué son las chinches

Las chinches de cama −Cimex lectularius, pertenecientes a la familia Cimicidae, dentro del orden Hemíptera− son pequeños insectos parásitos hematófagos que parasitan a las personas y se alimentan de su sangre durante la noche.

Todos los individuos (adultos, machos y hembras, y las ninfas o insectos jóvenes) se alimentan de sangre. Para ellos, los humanos constituyen un tipo de huésped muy propicio, ya que habitan espacios cerrados, duermen regularmente en el mismo lugar y tienen una piel fina con una abundante irrigación sanguínea.

La picadura por medio de la cual obtienen la sangre suele provocar picor y síntomas leves. No existen evidencias que relacionen las chinches de la cama con la transmisión de infecciones o enfermedades.

Infestación y expansión de las chinches

Las chinches de cama se trasladan y dispersan por los viajeros. Gracias a elementos como maletas, mochilas y también en algunos muebles, pueden pasar de un sitio a otro. En lugares donde exista una renovación constante de los huéspedes como hoteles, albergues y residencias, el riesgo de aparición de chinches es más elevado.

Las chinches de cama tienen muy bien definidos sus nidos o refugios. En ellos se produce la parte esencial del ciclo de vida del insecto y es donde completan su desarrollo.

Suelen convivir individuos en distintos estados de desarrollo, incluyendo huevos, ninfas y adultos.

 

Las chinches: consejos para identificarlas en la cama

Para identificar a las chinches adultas hay que tener presente su forma oval con una longitud de 4 a 7 mm y coloración marrón. Tienen seis patas y no tienen alas, aunque se mueven a gran velocidad.

Además de las picaduras, se puede identificar la presencia de chinches de cama por:

  • Las mudas de las ninfas.
  • Los huevos.
  • Los excrementos (de color marrón oscuro o negro), con olor que recuerda al cilantro.

Las ninfas son la versión en desarrollo de las chinches adultas y presentan una cutícula delgada y transparente.

Los huevos tienen un tamaño de 1 mm de largo por 0,5 mm de ancho, con un color blanquecino y opaco.

Picadura de las chinches y sus síntomas

Las áreas expuestas de la piel suelen ser donde aparecen las picaduras de las chinches de cama, por lo que la mayoría de las picaduras se localizan en abdomen, cuello, brazos y piernas.

Comúnmente, hacen un recorrido por la piel, picando dos o tres veces en la misma zona. Después, continúan avanzando y produciendo por el camino más picaduras. De este modo, el patrón incluye lesiones múltiples, a menudo con una distribución lineal o agrupadas. Las picaduras presentan una apariencia variable, a menudo como hinchazones o ronchas rojizas, parecidas a las lesiones por picaduras de pulgas.

 

La molestia y el picor derivado de las picaduras suelen ser elevados y, en casos esporádicos, se pueden producir infecciones secundarias por el rascado y reacciones alérgicas.

Tratamiento de la picadura de las chinches

Una vez detectadas las picaduras de las chinches se recomienda lavarlas con agua y jabón y aplicar una crema para disminuir el picor.

Cuando el picor es muy intenso, el médico nos puede prescribir antihistamínicos orales. Si el picor desaparece o es leve se reduce el riesgo de aparición de infecciones, ya que también disminuye el rascado.

Ante un picor muy intenso o cuando se produce una reacción alérgica, se recomienda visitar al médico.

Consejos para la eliminación de chinches

Cuando se localizan chinches en una habitación o domicilio, antes de abordar cualquier método de eliminación, es crucial identificar y monitorizar su presencia. Los signos comunes de infestación incluyen la presencia de manchas de sangre en las sábanas, excrementos de color oscuro, olores desagradables y la aparición de ronchas en la piel. Para determinar la gravedad de la infestación suele ser útil la inspección regular de las áreas afectadas y la utilización de trampas adhesivas específicas para chinches.

Es muy importante poder identificar todas las zonas, habitaciones y camas afectadas. Si se aplican métodos de eliminación dejando zonas al margen en las que también haya insectos, estos volverán a proliferar en un periodo corto de tiempo.

El lugar más habitual donde se pueden encontrar las chinches es la cama. Una inspección minuciosa de las camas conlleva su desmontaje e inspección de todas sus partes, incluyendo superficies, costuras, recovecos, etc.

Las chinches son sensibles al calor. Exponer los objetos infestados a temperaturas superiores a los 50 °C durante un período prolongado puede eliminar tanto las chinches adultas como sus huevos. Los tratamientos térmicos pueden incluir el uso de secadoras de ropa de alta temperatura, planchas de vapor o incluso calentar la habitación a través de equipos especializados.

En el caso de tejidos y prendas de vestir, el lavado a 60 °C durante 30 minutos puede asegurar la eliminación de las chinches en cualquiera de sus estadios de crecimiento.

También se pueden aspirar las áreas afectadas, prestando especial atención a las costuras de los colchones y los muebles cercanos. Después de aspirar, hay que deshacerse de la bolsa de aspirado en un envoltorio de plástico bien sellado.

Por otro lado, el uso de insecticidas específicos para chinches puede ser efectivo para controlar las infestaciones. Los productos químicos más comunes utilizados para eliminar chinches contienen piretroides, un tipo de insecticidas sintéticos.

En cualquier caso, una vez identificadas todas las zonas donde se encuentran las chinches anidadas, se suele proceder a la aplicación de tres productos de las distintas familias de insecticidas para, de este modo, hacer frente a las posibles resistencias.

Si fuera necesario o no se consiguiera erradicar la plaga, sería recomendable recurrir a los servicios de exterminación por parte de profesionales cualificados.

 

Fuentes


Cuidados de la piel en verano

La llegada del verano es sinónimo de vacaciones y tiempo libre. Pero también significa una exposición más intensa al sol y a otras condiciones ambientales agresivas como el calor, la humedad y el agua de mar o de la piscina. Todo ello puede tener consecuencias negativas para nuestra piel. La protección solar, seguir una dieta saludable, mantenerse hidratado y descansar adecuadamente son recomendaciones para mantener la piel en óptimas condiciones.

La importancia de la protección solar

La exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) puede tener graves consecuencias para nuestra piel, incluyendo quemaduras solares, envejecimiento prematuro y, en casos extremos, cáncer de piel. Por esta razón, es fundamental proteger nuestra piel durante todo el año, pero especialmente en verano, cuando la intensidad de los rayos UV es mayor.

La forma más efectiva de proteger nuestra piel es utilizando protector solar. Asegúrate de elegir uno con un factor de protección (SPF) de al menos 30, y aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas de la piel, incluyendo la cara, el cuello, las orejas, los brazos y las piernas. También es importante volver a aplicar el protector solar cada dos horas, o después de nadar o sudar mucho.

Sin embargo, la protección solar no es suficiente por sí sola. Debemos evitar la exposición directa al sol durante las horas de mayor intensidad (generalmente de 12 a 16 h) y usar ropa protectora, como camisas de manga larga de color claro, sombreros y gafas de sol.

Quemaduras solares

Las quemaduras solares son una de las consecuencias más comunes de la exposición al sol sin protección adecuada. Los síntomas incluyen enrojecimiento, dolor, aparición de ampollas y descamación de la piel. En casos graves, las quemaduras solares pueden causar fiebre, escalofríos y mareos.

Si sufres una quemadura solar es importante actuar rápidamente para minimizar el daño. Aplica compresas frías sobre la piel afectada para aliviar el dolor y reducir la inflamación. También puedes tomar analgésicos (ibuprofeno o paracetamol).

Erupciones cutáneas

Las erupciones cutáneas son otra posible consecuencia de la exposición al sol en verano. Las erupciones pueden ser causadas por una variedad de factores, incluyendo la sensibilidad a los rayos UV, el calor y la humedad.

Cuando aparece una erupción cutánea es importante no rascarse, ya que esto puede empeorar la irritación. En su lugar, trata de mantener la piel limpia y seca, y aplica una crema hidratante para aliviar la sequedad y la irritación. En ocasiones es necesario aplicar una crema de cortisona para disminuir la inflamación.

Si eres una persona propensa a las erupciones cutáneas es importante evitar la exposición prolongada al sol y tomar medidas adicionales para proteger la piel, como aplicar una crema hidratante con frecuencia y usar un protector solar con un factor de protección solar alto. En estos casos puede ser recomendable tomar antioxidantes específicos que van a conferir a la piel una protección frente a los efectos dañinos de los rayos ultravioleta.

H2: Agravamiento del acné en verano

El acné no tiene por qué empeorar en verano. De hecho, en la mayoría de los casos mejora con la exposición solar. Aún así, existen casos en los que el calor y sobretodo el exceso de sudor se relacionan con la estimulación de las glándulas sebáceas para hidratar y lubrificar la piel. Esta situación puede provocar un aumento de sebo que, en pieles con cierta predisposición, daría lugar a la aparición del acné.

Por otro lado, en verano se suelen realizar más actividades al aire libre. La exposición al sol en las zonas de la piel con acné activo o con cicatrices puede provocar la hiperpigmentación, con la aparición de manchas oscuras en las zonas de cicatrización del acné.

En ambos casos es importante cuidar la piel con cremas hidratantes y protectores solares con un factor de protección elevado, específicos para pieles acneicas. Esto último es importante porque después del verano los dermatólogos vemos muchos casos de acné desencadenados por la utilización de cremas solares no adecuadas, con excipientes demasiado grasos para su tipo de piel.

Manchas en la piel causadas por el sol

El color de la piel está determinado principalmente por la cantidad de melanina, el pigmento encargado de proteger la piel y que es producido en los melanocitos.

Cuanto mayor es la exposición a la luz del sol, mayor será la producción de melanina y la posible aparición de manchas por hiperpigmentación.

Los tres tipos principales de manchas en la piel por el sol son:

  • El lentigo senil o actínico. Se trata de una respuesta de la piel a la radiación ultravioleta. Afecta a zonas expuestas a la luz del sol como cara, cuello, escote y brazos. Se trata de lesiones que aparecen normalmente a partir de los 50 años relacionadas con una historia de larga exposición solar y quemaduras.
  • El melasma. Se trata de manchas irregulares en la cara, cuello y antebrazos. Son manchas marrones de mayor o menor intensidad. Suelen aparecer en mujeres a partir de los 20 años, especialmente durante el embarazo o con la toma de anticonceptivos orales. La pigmentación de las manchas se incrementa durante el verano por la mayor exposición solar.
  • El melanoma. Es el cáncer de piel más peligroso y puede aparecer como una mancha de distintos tonos que varía y evoluciona con el tiempo.

Además de la exposición a la luz del sol, otras causas que pueden provocar la aparición de manchas en la piel incluyen:

  • Procesos inflamatorios de la piel.
  • La toma de algunos medicamentos (sulfamidas y tetraciclinas, entre otros).
  • Algunas manchas también pueden aparecer por contacto con algunos cosméticos o perfumes, junto con la exposición al sol o por contacto con otras sustancias fotosensibles.

En cualquier caso, si existen dudas sobre si una mancha es simplemente una hiperpigmentación por el sol, se hace necesario consultar con el Dermatólogo para descartar otras posibles causas como el melanoma.

Otras recomendaciones para cuidar la piel en verano

Además de proteger la piel del sol y prevenir las quemaduras solares y las erupciones cutáneas, hay otras recomendaciones que pueden ayudarte a cuidar tu piel durante los meses de verano.

  • Hidratación. Es importante mantenerse hidratado durante todo el año, pero especialmente en verano, cuando el calor y la exposición al sol pueden causar deshidratación. Bebe mucha agua y líquidos para mantener tu piel y tu cuerpo hidratados.
  • Exfoliación. La exfoliación es una forma efectiva de eliminar las células muertas de la piel y promover la regeneración celular. Pero es importante tener cuidado de no exfoliar en exceso, ya que esto puede dañar la piel y hacerla más sensible al sol.
  • Dieta saludable. Una dieta saludable y equilibrada puede ayudar a mantener la piel sana y con buen aspecto. Asegúrate de consumir suficientes frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes para proteger tu piel del daño oxidativo.
  • Evita los tóxicos. El consumo de tabaco y alcohol pueden tener efectos negativos en la salud de la piel, incluyendo la aparición prematura de arrugas y líneas de expresión.
  • Un buen descanso. El descanso y el sueño adecuados son esenciales para mantener el cuerpo y la piel en buen estado de salud. Asegúrate de dormir lo suficiente y de descansar adecuadamente durante el día para evitar la fatiga y el estrés.

 

 

Fuentes

Palmer SJ. Skin care in the summer: risks, assessment and treatment. Br J Community Nurs 2021; 26(7): 324-327. Doi: 10.12968/bjcn.2021.26.7.324.


Psoriasis: recomendaciones para el verano

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a la piel, aunque en algunos casos también puede afectar a las articulaciones. Dado que se trata de una patología de naturaleza autoinmune, además del tratamiento farmacológico prescrito por el médico, requiere de ciertos cuidados de la piel que deberán tener en cuenta las condiciones climáticas, especialmente en verano.

Qué es la psoriasis y qué cuidados requiere

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de naturaleza autoinmune que afecta principalmente a la piel. También puede afectar a las articulaciones en forma de artritis psoriásica y está asociada al síndrome metabólico, es decir, la combinación de resistencia a la insulina, hipertensión arterial y obesidad. Aunque todavía no existe una cura definitiva, existen tratamientos efectivos en la mayoría de los casos.

La enfermedad parte de una alteración del sistema inmunitario que determina la multiplicación excesiva de las células cutáneas más superficiales de la piel que acaban acumulándose y formando lesiones en forma de placas. Estas suelen ir acompañadas de picor, enrojecimiento y dolor.

La enfermedad evoluciona en forma de remisiones y recaídas o “brotes”. La mayoría de los casos de psoriasis suelen aparecer antes de los 40 años.

Existe un tipo de psoriasis denominado psoriasis guttata o en gotas donde las lesiones son mucho más pequeñas, tienen forma de gota y se asocian a una amigdalitis estreptocócica previa.

Cuidados para la piel en casos de psoriasis

La afectación de la piel en los pacientes con psoriasis determina que esta se vuelva seca y requiera ciertos cuidados especiales de forma cotidiana.

Se recomienda utilizar productos de limpieza neutros y suaves que no contengan fragancias ni perfumes y, dentro de lo posible, sin colorantes ni aditivos.

Las zonas de la piel que pueden verse afectadas por la enfermedad son muy diversas.  En muchas ocasiones esta afectación incluye el cuero cabelludo. En este caso, durante la aparición de los brotes pueden utilizarse champús específicos con agentes que faciliten la descamación como el ácido salicílico y los derivados de la brea de hulla.

También se pueden aplicar corticoides que pueden estar en forma de espuma y asociados a la vitamina D. Esta combinación también se utiliza a modo preventivo para retardar la aparición de nuevos brotes.

Además de la utilización de cosméticos y principios activos que pueden contribuir a atenuar o retrasar la aparición de síntomas, un estilo de vida saludable puede ayudar positivamente al estado de la piel. Una dieta equilibrada, la realización de actividad física de forma regular, no fumar y limitar el consumo de alcohol son factores que pueden contribuir al cuidado de la piel y al control de la enfermedad. Además, el control del estrés y los factores emocionales estresantes puede ayudar a controlar la aparición de nuevos brotes.

Se debe evitar que la piel se seque en exceso. Pueden contribuir a ello las duchas o baños muy largos y calientes, al eliminar la película grasa protectora de la superficie de la piel, por lo que se deben limitar en el tiempo.

En este sentido, para recuperar la humedad de la piel son recomendables los productos que contengan urea, glicerina y vitamina E.

En cuanto a la vestimenta, es recomendable usar ropa suave y transpirable para prevenir la irritación de la piel, evitando las telas gruesas, ásperas o ajustadas.

Cuidados de la psoriasis en verano

La llegada del verano para las personas con psoriasis puede ser un acontecimiento estresante en el que imperen la vergüenza, la ansiedad y el miedo al rechazo social por dejar al descubierto las lesiones de la piel cuando se va con menos ropa.

Sin embargo, el verano presenta elementos que pueden ser positivos para la psoriasis. De este modo, el buen tiempo, el sol y la humedad pueden determinar la mejoría de los síntomas cutáneos de la enfermedad. Además del buen clima, la mayor tranquilidad, un buen descanso y la disponibilidad de tiempo libre pueden ser las principales causas de la disminución del estrés, elemento que suele estar relacionado con un empeoramiento de la psoriasis.

Psoriasis, sol y protección solar

La exposición al sol de las lesiones cutáneas causadas por la psoriasis es un elemento positivo. Por ello, siempre se recomienda realizar actividades al aire libre a los pacientes con psoriasis. La radiación solar ejerce un efecto inmunomodulador positivo en las placas de psoriasis, disminuyendo la inflamación y la proliferación celular en las zonas afectadas. Además, el sol (concretamente los rayos ultravioleta B) participa en la producción de vitamina D en la piel y tiene un efecto positivo sobre el estado de ánimo y también regulando el sistema inmunológico, entre otros efectos.

Por otro lado, el exceso de radiación solar puede tener efectos perjudiciales, contribuyendo a la aparición de quemaduras y manchas, y aumentando el riesgo de cáncer, debido a la radiación ultravioleta.

De este modo, para evitar los problemas que puede causar el exceso de radiación solar en las personas con psoriasis se recomienda:

  • Es recomendable siempre consultar con el dermatólogo sobre la mejor manera de exposición al sol en función del tipo de piel y el tipo de psoriasis que se padece.
  • Evitar la exposición solar en las horas centrales del día (de 12 a 16 h).
  • Utilizar un protector solar de amplio espectro (protector frente a UVA y UVB) y adecuado para el fototipo específico de piel.
  • Aplicar la protección 30 minutos antes de la exposición al sol sin escatimar en la cantidad de protector por todo el cuerpo. En las zonas donde se sitúan las placas de psoriasis se deberán exponer al sol sin protección durante 20-30 minutos, tras los cuales habrá que protegerlas con la crema solar. Aplicar el protector cada 2 horas y si se está en la playa o la piscina, después de cada baño.
  • Elegir cremas untuosas e hidratantes, evitando geles y espráis que podrían tener un efecto irritante.
  • Hasta la fecha, no existen los protectores específicos para personas con psoriasis. Sin embargo, se pueden utilizar las cremas solares para pieles atópicas.
  • Es importante proteger los ojos y la cabeza con gafas de sol y sombrero.
  • Después de la exposición solar y el baño, es muy recomendable hidratar la piel con una loción emoliente.
  • Si es posible, elegir la playa en lugar de la piscina, ya que el agua de mar puede ser beneficiosa para la piel y las lesiones de la psoriasis, mientras que el cloro de la piscina puede tener un efecto irritante.

 

Fuentes

Jensen KK, Serup J, Alsing KK. Psoriasis and seasonal variation: A systematic review on reports from Northern and Central Europe-Little overall variation but distinctive subsets with improvement in summer or wintertime. Skin Res Technol 2022; 28(1): 180-186. Doi: 10.1111/srt.13102.


Tomar el sol: precauciones en personas mayores

La exposición solar excesiva puede suponer un riesgo para la salud, especialmente en las personas mayores. A estas edades, los cambios experimentados en la piel hacen que se pueda sufrir más frente a los agentes externos, incluidas las radiaciones solares. Sin embargo, es importante que se produzca exposición solar para que el organismo sintetice vitamina D, esencial para una correcta mineralización de los huesos y para el sistema inmunitario y hormonal. 

¿Deben tomar el sol las personas mayores? 

Tomar el sol y realizar actividades al aire libre de forma habitual son acciones beneficiosas para la gente mayor. De este modo, reducen el riesgo de padecer diversas enfermedades y contribuyen a un mejor estado de salud general y una mayor calidad de vida. 

En lo que se refiere a la exposición al sol, esta puede contribuir a diferentes beneficios para la salud: 

  • Antidepresivo. La luz del sol ejerce un efecto sobre el estado de ánimo, por su impacto en la modulación de las funciones hormonales que se produce en el cerebro. 
  • Fotoprotección de la propia piel. La exposición a las radiaciones solares provoca que se desencadenen en la piel una serie de mecanismos protectores, con el aumento en la síntesis de melanina y haciendo que la capa más externa de la epidermis se haga más gruesa.  
  • Mejora de afecciones de la piel. En diferentes patologías de la piel (incluyendo la psoriasis o la dermatitis atópica, entre otras) se pueden producir mejorías significativas cuando se produce una exposición controlada a la radiación solar.  
  • Acción calorífica infrarroja. Los rayos infrarrojos del sol penetran en la piel de manera profunda, provocando la dilatación de los vasos sanguíneos y estimulando la circulación y el aumento de temperatura. Además, cuando la exposición no es excesiva se ha demostrado que tienen un efecto antiinflamatorio. 
  • Vitamina D. Esta vitamina es producida por el propio organismo a partir del colesterol y la radiación ultravioleta B en la piel. Una exposición al sol de 15 minutos al día en la cara, los brazos y las piernas puede ser suficiente para asegurar las necesidades diarias de esta vitamina, hoy en día considerada hormona. Alcanzar unos niveles suficientes de vitamina D es especialmente importante en las personas mayores, ya que contribuye al fortalecimiento de los huesos y a su salud en general.  

Cómo deben protegerse del sol los mayores 

Los efectos que causa el envejecimiento se suelen reflejar especialmente en la piel, el órgano más grande y expuesto del organismo. La piel afectada por el envejecimiento muestra una ligera atrofia de la epidermis, con una producción de melanina disminuida e irregularmente repartida, con la aparición de manchas seniles, arrugas, flacidez y un mayor riesgo de cáncer cutáneo.  

De este modo, la acumulación de los efectos de la exposición al sol se puede reflejar de diferentes formas:  

  • Fotoenvejecimiento. La exposición a los rayos del sol puede acelerar los cambios provocados por el envejecimiento en la piel.  
  • Insolación. La deshidratación, junto con una deficiente termorregulación debida a la edad pueden dar lugar a la aparición de insolación, especialmente cuando la exposición solar se alarga en el tiempo y las temperaturas son elevadas. 
  • Eritema solar. El exceso de exposición a la radiación ultravioleta provoca la aparición de quemaduras. Sus manifestaciones van desde un ligero enrojecimiento, hasta la aparición de ampollas con descamación de la piel. 
  • Urticaria solar. Se trata de una reacción alérgica que puede surgir al poco tiempo de producirse la exposición y desaparece al retirarse del sol, aunque en algunos casos puede tardar en desaparecer varias semanas. 
  • Fotosensibilidad por medicamentos. Muchas personas mayores suelen recibir diferentes medicamentos para tratar diversas patologías. Algunos de estos medicamentos pueden provocar una reacción de la piel ante la radiación solar. Entre estos fármacos destacan los antidepresivos, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los diuréticos.  
  • Cáncer de piel. El principal factor de riesgo en la mayoría de los cánceres de piel es el exceso en la exposición a los rayos ultravioleta del sol. Esto también es así en el caso de las personas mayores. 
  • Enfermedades autoinmunes. Ciertas enfermedades cómo el lupus eritematoso y la dermatomiositis pueden desencadenarse y empeorar con la exposición solar. 

Qué protectores solares deben elegir las personas mayores 

Cuando se produce la exposición al sol, especialmente en horas en las que la radiación solar es intensa, es imprescindible la utilización de protectores solares. Para elegir el más adecuado es importante tener en cuenta las características de cada individuo (tipo de piel, nivel de exposición, etc.), así como las condiciones geográficas y meteorológicas. 

Algunos consejos a la hora de elegir el protector solar más adecuado incluyen: 

  • El factor de protección de las cremas solares utilizadas debe ser alto (superior a 30) para protegerse frente a la radiación UV de la luz solar. El protector solar debe ser efectivo frente a las diferentes ondas ultravioleta, tanto UVA (responsables del envejecimiento de la piel), como UVB (causantes de las quemaduras). Ambas radiaciones son un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. 
  • También es recomendable que el protector solar proteja de la luz azul de la radiación visible y que incluya reparadores del ADN, como enzimas y antioxidantes.  
  • La aplicación de la crema solar debe producirse de forma generosa, repitiendo la aplicación a menudo. También se debe repetir siempre que se salga del agua si se está en la playa o la piscina después del secado. 
  • En ocasiones, puede ser recomendable la protección solar de forma sistémica por medio de cápsulas que contenga diferentes compuestos protectores y antioxidantes como el polypodium leucotomus, que se obtiene de los helechos, así como antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E, la astaxantina que se encuentra en el pigmento naranja del salmón y ciertas algas. También pueden ser beneficiosos el selenio, el licopeno, la luteína, las catequinas del té verde, los polifenoles de la uva o de los frutos rojos y los betacarotenos.  

Algunos consejos adicionales de carácter general para que las personas mayores se protejan del sol de manera óptima incluyen: 

  • No se recomienda la permanencia al sol durante largos períodos, especialmente durante las horas centrales del día. 
  • Cubrir bien la piel con ropa, vestimentas y sombreros de colores claros en el exterior. También utilizar gafas de sol para prevenir la aparición de cataratas. 
  • Las precauciones también deben mantenerse los días nublados, ya que estos pueden ser tanto o más peligrosos que los días soleados en cuanto al nivel de radiaciones solares. 
  • Hidratarse bien de forma periódica. Beber agua y líquidos de forma abundante, aunque no se tenga sed.  
  • Vigilar regularmente el estado general de la piel y la posible aparición de manchas, lunares o deformidades, acudiendo al Dermatólogo de forma periódica. 

 

Fuentes