Originaria del país del sol naciente, esta técnica utiliza oro para reparar objetos de cerámica, realzando la belleza de las cicatrices. Pero, además, el Kintsugi esconde una filosofía de vida: abrazar las imperfecciones para lograr la paz interior.

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Kintsugi (que significa en japonés ‘carpintería de oro’) es la técnica centenaria de reparar las fracturas de la porcelana con resina mezclada con polvo de oro.

Este arte tiene su origen en el siglo XV cuando el sogún que gobernaba en Japón, Ashikaga Yoshimasa, mandó arreglar a China dos tazas de té rotas. Los tazones regresaron al sogún pegados con unas grapas de metal toscas y feas, quien le disgustó tanto el resultado que pidió a unos artesanos de su país que repararan la cerámica de una manera más bonita y armoniosa.

Fue así como nació el Kintsugi, en el que los fragmentos de porcelana se unen mediante barniz de resina espolvoreado con oro. Las siluetas de las fisuras doradas ofrecen a las piezas un aspecto único, original y, sorprendentemente, bello.

Asimismo, este arte tan singular (que da valor a las imperfecciones) ha acabado convirtiéndose hoy día en una filosofía de vida. Pues, con nuestros defectos y nuestros fallos, debemos aceptarnos y querernos para tirar hacia adelante.

¿Qué es el Kintsugi?

El Kintsugi no es solo una técnica japonesa para reparar porcelana vieja o en mal estado, sino también una forma de ver la vida que nos ayuda a estar en paz con nosotros mismos.

El arte tradicional consiste en recomponer piezas rotas de cerámica con la ayuda de una resina (Urushi) y polvo metálico de oro, plata o platino. La pieza restaurada parece recobrar vida, ya que las cicatrices le aportan una luz brillante.

Mario Alonso Puig, médico, presidente del Center for Health Well-Being y autor de ‘Tus tres super poderes’, afirma que “la estrategia para aplicar el Kintsugi busca mejorar la autoestima, sin escondernos, más bien expresando desde la humildad y la confianza”.

Como la felicidad no viene de fuera, sino de dentro, lo primero que hay que hacer es aprender a reconocer nuestras fisuras e imperfecciones. Alonso Puig añade que “debemos tener el valor de mostrarnos plenamente y, luego, confiando en la ayuda del universo podremos experimentar cómo todo se renueva”.

Esta renovación en forma de paz interior es el resultado de tener ahora esas juntas de oro, que hacen que lo material y lo espiritual se hayan integrado plenamente.

El arte de la resiliencia

Esa pieza imperfecta de cerámica restaurada puede asemejarse a nuestra falta de autoestima verdadera. Nos vemos como tazas toscas y feas, llenas de defectos y fallos. Como no nos validamos a nosotros, buscamos que nos validen los demás tratando que nos presten atención y nos quieran.

De acuerdo con el Arte del Kintsugi, podemos aplicar esta filosofía japonesa a nuestra vida mediante tres prácticas:

  1. Hacer posible lo imposible. Deja a un lado las ideas autodestructivas y cambia la forma de tratarte a ti mismo. No te apegues a las desgracias, usa las dificultades como una oportunidad para reafirmarte y empezar el cambio.
  2. Preparar la resina. Hazte con el adhesivo para juntar las partes rotas de tu vida. La resina será tu apego al pensamiento positivo y a la paciencia, para que todo llegue cuando toque. El ‘oro’ es el deseo de sanarte con tiempo, calma y amor.
  3. Sentir las nuevas piezas. Una vez te has reconstruido, conoce en profundidad todos los pedazos reparados que hay en ti y que te hacen ser lo que eres hoy. Acepta tu nuevo ‘yo’, con todas y cada una de las imperfecciones y las cicatrices del pasado, y abrázate con el corazón.

Paz interior

Frases del Kintsugi

Hay algunos mensajes de este arte japonés que pueden ser ‘oro’ para nuestra autoestima:

‘Nadie en el mundo es perfecto. Pero aún eres imperfectamente perfecto’, Swadheen mann.

‘Rota por demasiada gente y de muchas maneras, recogió los pedazos con gracia. Pegándolos de nuevo a donde pertenecían, marcó con oro el contorno de las fisuras. Sus cicatrices ahora brillaron como prueba de lo que sobrevivió y de cuánto se amaba a sí misma lo suficiente como para repararse’, Warm Witty Wise.

‘Rómpeme tan fuerte como puedas … Rómpeme en un trillón de pedazos … Derrama toda tu ira en mí … Cuando acabes con esto, déjame enseñarte el arte de Kintsugi’, Cosmopoetician.

‘Algunas cicatrices no siempre son recuerdos de roturas. Es el resto del nuevo comienzo’, dears margarita.

‘Cuando estás roto y armado de nuevo, tu oscura belleza emerge …’. Soumya Bisen.

‘Adoptando defectos e imperfecciones, puedes crear una obra de arte aún más fuerte y hermosa’, Sooya – ah.

‘Yo era un cuenco roto, ella llenó mis grietas con el oro líquido de su amor’, Smiling Tea.

Cómo hacer Kintsugi

El proceso tradicional del Kintsugi sigue una serie de pasos para su desarrollo:

1. Accidente. Es dónde, cuándo y cómo se rompe el objeto. Tras el accidente hay que reunir los fragmentos e imaginar o definir la forma que adoptará una vez se haya reparado.

2. Armado. Reunir las herramientas y limpiar las piezas. Se colocan sobre una mesa en un puzzle previo. Se aplica el pegamento pieza a pieza. Si falta alguna, rellenar el hueco con otra.

3. Espera. Eliminar los restos y sujetar las piezas con cinta adhesiva. Dejar secar el aglutinante en una caja cerrada con agujeritos (para que respire) por 14 días. Limpiar y guardar el material.

4. Reparar. Una vez seco, limpiar los restos con cúter y aguarrás, luego lijar con papel de lija para alisar la superficie. Aplicar primero laca negra y luego roja, y dejar secar media hora.

5. Revelar. Pintar con un pincel con polvo de oro la laca roja aun pegajosa. Dejar secar en la caja 3 días. Luego pasar un algodón de seda para eliminar el exceso de polvo y revelar las cicatrices. Por último, poner una fina capa de laca protectora y dejar 24 horas más.

Como ves, aunque la taza original ha desaparecido para siempre con esta técnica, su belleza innata no solo permanece, sino que se reinventa.

Como cuenta el Kintsugi, son nuestras diferencias, nuestras imperfecciones y nuestras heridas, las que nos hacen únicos y valiosos.

Fuentes:

Center for Health Well-Being

Web Mario Alonso Puig

Web El arte del Kintsugi