Las situaciones de estrés y ansiedad aceleran nuestra respiración y tensan nuestros músculos. Existen varias técnicas de relajación que ayudan a aliviar estos síntomas. Con el Día Mundial de la Relajación (15 de agosto) todavía cerca, te explicamos cómo relajarnos de forma sencilla.

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Qué es la relajación

Exámenes, presentaciones orales, entrevistas de trabajo, insomnio. Son situaciones que pueden generarnos estrés y ansiedad. La respiración se acelera y los músculos se tensan. Alcanzar este tipo de estados de forma ocasional es un mecanismo de defensa personal. Sin embargo, si se mantienen en el tiempo, puede contribuir o empeorar problemas de salud como trastornos digestivos, dolores de cabeza o trastornos del sueño.

La relajación puede ayudarnos a aliviar este tipo de síntomas. Nos ayuda a calmarnos y a alejarnos de la situación agobiante. Y, aunque la causa de la ansiedad no desaparecerá, probablemente nos sentiremos más capaces de lidiar con ella una vez hayamos liberado la tensión de nuestro cuerpo y mente.

Técnicas de relajación

Existen técnicas de relajación diversas que ayudarán a nuestro cuerpo a producir conscientemente una situación relajante: respiración más lenta, presión arterial más baja y sensación de calma y bienestar:

  • Respiración abdominal. A medida que respiramos, desconectamos progresivamente la mente de pensamientos que nos distraen. La respiración debe ser profunda, lenta y prolongada. Mediante la exhalación (salida del aire), liberamos la tensión acumulada. En el caso de que nuestra mente divague hacia un pensamiento o preocupación, trataremos de redirigir nuestra atención a la respiración. Debemos tener cuidado si tenemos alguna enfermedad respiratoria o insuficiencia cardiaca.
  • Relajación muscular. Se combina con la respiración. Nos concentramos en una parte del cuerpo o grupo de músculos a la vez y nos liberamos de cualquier tensión física. Estos ejercicios incluyen acciones como desarrugar la frente, abrir los ojos y cerrarlos lentamente, relajar la boca y la mandíbula, flexionar el cuello y la nuca hacia atrás y hacia delante despacio y volver a la posición inicial. Por último, elevar los hombros presionando contra el cuello y volver a la posición inicial lentamente.
  • Meditación. Con la meditación, priorizamos la respiración, podemos hacerla sentados, pero también acostados. La respiración es muy importante, así como mantener una actitud abierta.
  • Imágenes. Podemos utilizar escenas, recuerdos, lugares o experiencias relajantes y tranquilizadoras. Pensar en algo agradable, que nos guste o bien dejar la mente en blanco.
  • Yoga y taichí. Combinan la respiración con una serie de posturas o movimientos suaves y ofrecen un enfoque mental. De esta forma, ayudan a distraernos de los pensamientos no deseados. El ejercicio como caminar o dar un paseo puede ayudar al cerebro a liberar sustancias químicas para sentirse bien.

Las técnicas de relajación son más efectivas cuando se practican de forma regular. Cuanto más tiempo y con más frecuencia las practiquemos, mayores serán los beneficios. Más si cabe, si las combinamos con una buena alimentación, ejercicio regular y un fuerte apoyo social.

 

La importancia del silencio Consejos

 

 

Consejos para relajarnos

Antes de empezar a relajarnos, debemos asegurarnos de que la mente, el cuerpo y el entorno son los adecuados. Algunos consejos son:

  • Buscar el momento y lugar oportunos. Podemos estar en una habitación fresca y tranquila donde no nos molesten. Evitemos practicar una hora antes o después de las comidas porque el hambre o la sensación de saciedad puede distraernos. Tampoco es recomendable hacerlo después de realizar ejercicio intenso.
  • Adoptar una posición cómoda. Podemos sentarnos con las piernas sin cruzar y los brazos descansando a los lados. O, si estamos más cómodos, podemos estirarnos.
  • Despejar los pensamientos. Nos concentramos en la respiración para liberarnos de todas las preocupaciones.

Beneficios de la relajación

Practicar técnicas de relajación puede ayudarnos a:

  • Disminuir la frecuencia cardíaca y la tensión arterial.
  • Mejorar la digestión.
  • Reducir la actividad de las hormonas del estrés.
  • Aumentar el flujo sanguíneo a los músculos principales.
  • Mejorar la concentración y el estado de ánimo.
  • Mejorar la calidad del sueño.
  • Disminuir la

Además, si queremos intensificar los beneficios, es conveniente que compaginemos las técnicas de relajación con otros métodos:

  • Pensar de mantera positiva.
  • Tratar de resolver los problemas.
  • Hacer ejercicio.
  • Comer de forma saludable.
  • Dormir suficiente.
  • Relacionarnos con otras personas.

Ante situaciones que generen estrés, debemos parar un momento y relajarnos. Es muy beneficioso y, aunque no lo parezca, es mucho más fácil de lo que pensamos. ¡El cuerpo y la mente lo agradecerán!

“Si crees que el problema está ahí fuera, para. Ese pensamiento es tu problema”, Stephen Covey.

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FUENTES:

  • Fundación Nacional del Sueño
  • Harvard Medical School
  • Mayo Clinic