Un ataque de ansiedad es la aparición abrupta de un miedo intenso que alcanza su punto máximo en minutos y que puede provocarnos palpitaciones o temblor, entre otros muchos síntomas. Ser conscientes de que estamos sufriendo un ataque de pánico nos ayudará a superarlo mejor.

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La ansiedad es una parte normal, aunque desagradable, de la vida. Puede afectarnos a todos de distinta manera y en diferentes momentos. La ansiedad, a diferencia del estrés, que va y viene en función del factor externo que lo provoca, es algo que puede persistir si la causa es clara.

En la mayoría de los casos, la ansiedad hace que una persona vea que las cosas son peores de lo que realmente son y, por tanto, es difícil que se enfrente a sus miedos.

Qué es un ataque de ansiedad

Un ataque de ansiedad es una repentina y exagerada respuesta de miedo intenso que alcanza su punto máximo en cuestión de minutos. Esta aparición temporal y aislada de miedo o malestar intenso suele ir acompañada de cuatro o más de los siguientes síntomas, según la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS):

  • Psicológicos: preocupación, miedo, inseguridad, dificultad para concentrarse, pensamientos negativos, insomnio, miedo a morir, etc.
  • Físicos: sudoración, temblores, palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, mareo, sofocos y escalofríos, dolor de cabeza, abdominal y en el pecho; entumecimiento u hormigueo o molestias gastrointestinales.
  • Conductuales: lloro, tartamudeo, movimientos repetitivos, etc.

Debe tenerse en cuenta que no todas las personas sufren los mismos síntomas ni con la misma intensidad y que esta crisis de ansiedad puede producirse en distintas situaciones.

Qué hacer ante un ataque de ansiedad

Un ataque de ansiedad genera, como hemos visto, un malestar intenso. Los expertos aconsejan actuar de la siguiente manera:

  • Mantener la calma: frente a una persona con un ataque de ansiedad la clave es mantenerse tranquilo para que se relaje.
  • Facilitar intimidad a la víctima y alejarla de la gente.
  • Hacer respiraciones lentas, profundas y repetidas, tomando el aire por la nariz y expulsándolo por la boca.

Causas de los ataques de ansiedad

Aunque no está del todo claro cuáles son las causas que provocan un ataque de ansiedad, Mayo Clinic apunta como posibles factores de riesgo:

  • Traumas: presenciar una situación traumática aumenta el riesgo de manifestar un trastorno de ansiedad en algún momento de la vida.
  • Estrés por enfermedad: tener un problema de salud o enfermedad grave puede generar preocupación sobre aspectos como el tratamiento.
  • Acumulación de estrés: la muerte de un familiar, estrés en el trabajo o preocupaciones continuas por la situación actual que estamos viviendo, la situación económica, mudarse de casa, divorciarse, someterse a una operación, etc. Todo ello puede provocar un exceso de ansiedad.
  • Ciertos tipos de personalidad son más propensas que otras a sufrir trastornos de ansiedad.
  • Otros trastornos mentales: a menudo, una persona que sufre otro trastorno mental, como depresión, es más susceptible de sufrir un ataque de ansiedad.
  • Tener antecedentes familiares: los trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.
  • Alcohol o drogas: el consumo de alcohol y drogas y la abstinencia pueden provocar o empeorar la ansiedad.

Cómo prevenir los ataques de ansiedad

Aunque es difícil prever cuándo aparecerá un ataque de ansiedad, sí se pueden tomar medidas para reducir el impacto de los síntomas:

  • Cambios en el estilo de vida: mantener una vida activa y saludable, hacer ejercicio, seguir una alimentación sana y equilibrada y estar en contacto con otras personas puede aliviar la sensación de ansiedad.
  • Ejercicios de relajación: una respiración profunda, la meditación, técnicas para aliviar la tensión muscular y el promover la calma nos ayudan a prevenir los ataques de ansiedad.
  • Pedir ayuda: si no se trata como es debido, la ansiedad, igual que otros trastornos mentales, puede ser más difícil de tratar. Consulta con un especialista siempre que tengas dudas.
  • Psicoterapia: la terapia cognitivo-conductual y la terapia de exposición pueden ayudar a replantear el pensamiento ansioso distorsionado porque los pensamientos influyen en los sentimientos y las acciones. La terapia de exposición ayuda a las personas a tolerar y calmar la ansiedad exponiendo, de forma gradual, a una persona a situaciones u objetos que teme bajo la supervisión de un terapeuta.

En la situación actual, debida la pandemia, es importante controlar el estrés y la ansiedad. No dudes en consultar con un psicólogo si crees que lo necesitas. Él evaluará la situación y te ayudará a afrontar los problemas.

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Fuentes:

  • Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS)
  • Mayo Clinic
  • Harvard Medical School