Razonar con una persona problemática puede ser frustrante, pero no imposible. Existen técnicas probadas para mejorar estas situaciones complejas. Aprende a mantener la calma, desactivar el conflicto y mantener tu dignidad.

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Todos nos hemos encontrado en situaciones en las que nos hemos visto obligados a interactuar con personas difíciles o problemáticas. Aunque muchos de nosotros preferiríamos huir y evitarlo a toda costa, lo cierto es que enfrentarnos a este tipo de retos nos ayuda a evolucionar, crecer y mejorar como personas.

Si bien no tenemos un radar para detectar a primera vista con quién es agotador relacionarse, podemos reconocer algunas señales que nos ayudarán a estar atentos. A menudo las personas más complicadas suelen difundir rumores, ven solo la parte negativa de todo, rara vez cooperan y valoran poco las opiniones de los demás.

Aprender a identificar a esta clase de personas y comprenderlas nos permitirá minimizar su impacto en nosotros.

Consejos para lidiar con personas problemáticas

Aunque hay muchos tipos diferentes de personas difíciles, existen algunos arquetipos básicos, según David Brown, autor del libro El arte y la ciencia de tratar con personas difíciles.

Perfeccionistas. Su atención al detalle puede ser un gran beneficio en determinadas situaciones, pero también puede alargar y ralentizar en exceso un proceso.

Controladores. Aquellos que quieren hacer las cosas a su manera (y solo a su manera) son difíciles para trabajar y/o convivir.

Creativos. Son esenciales si el plan es generar ideas, pero pueden causar frustración cuando solo se desea tener un resultado simple. Las ideas son bonitas, pero no valen nada sin acción.

Moldeadores. Buscan tomar las riendas, se les haya ofrecido o no. Les gusta hacerse cargo de todo y remodelarlo a su gusto. Si bien ayudan a impulsar la acción, pueden ser un incordio.

Defensivo-agresivos. La afirmación puede ayudar a que un grupo avance. La agresión o la actitud defensiva pueden tener el efecto contrario en la dinámica de un grupo.

Gente sumisa. La falta de confianza y el miedo al fracaso que muestran estas personas pueden resultar muy difíciles cuando se trata de tomar decisiones sobre asuntos importantes.

Salir a correr

Cómo trabajar la inteligencia emocional

Pese a que es casi imposible hablar con una persona irracional, existen técnicas probadas para gestionar mejor estas situaciones:

  1. Practica el autocontrol. No significa ser pasivo, sino relacionarte con serenidad, evitar el confrontamiento, la ira o ponerte a su altura porque entrarás en bucle.
  2. Sé proactivo. Averigua qué le conduce a actuar así. Si el problema es personal, reúnete en privado, sin límite de tiempo para hablarlo. Trata de verlo desde fuera para tener perspectiva.
  3. No exijas cumplimiento. Decirle a alguien enfadado que se calme solo hará que se enfade más. En su lugar, pregúntale qué le molesta y permítele que se desahogue.
  4. No te pongas a la defensiva. Puede ser que el otro te diga cosas desagradables o cosas que no son ciertas. Pero no intentes defenderte. Y, sobre todo, no te lo tomes como algo personal.
  5. Sin juzgar. Habla de los hechos que te molestan para solucionarlos, no de su carácter. Cambia ‘me molesta porque eres…’ por ‘me molesta esto que haces’ y explica cómo te afecta.
  6. No te responsabilices. Tal vez has contribuido a su enfado, pero no justifica una actitud irrespetuosa. No digas siempre ‘lo siento’ y aborda la situación cuando se le pase el enfado.
  7. Pon distancia. Puedes hacerlo de forma física o limitando la implicación emocional. Ignora su comportamiento y céntrate en reforzar tu autoestima para que no te dañe.
  8. Evita sonreír. Puede parecer que te estás burlando del otro. Aunque el humor a veces puede mejorar el ánimo, la mayoría de las veces puede ser contraproducente.
  9. Pon límites. Si bien estás intentando escuchar y dejar que el otro se desahogue, también tienes derecho a ser asertivo y decir ‘por favor, no me hables así’.
  10. Libera el estrés. Necesitas descargar esa adrenalina reprimida. Sal a correr, pasea con tu perro, date una ducha… No dejes que las emociones se queden atrapadas dentro de ti.

No eres la única persona que ha tenido que interactuar con una persona difícil. Buscar a alguien con quien compartir puede ayudarte a replantear la situación, encontrar otros puntos de vista que no habías visto y facilitarte un resultado más positivo.

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Fuentes: