En la búsqueda del éxito laboral, nuestra vida personal suele ser lo primero que sacrificamos. Aunque también podría ser lo primero que nos frena, ya que muchas veces se pierde la salud.

Por el Dr. Pedro L. González, especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública y periodista científico

Para muchas personas, romper con la atracción gravitatoria del trabajo es extremadamente difícil. En la búsqueda del éxito laboral, nuestra vida personal suele ser lo primero que sacrificamos. Pero esto nos coloca en una posición precaria: cuando el equilibrio entre el trabajo y la vida personal está mal, nuestro rendimiento se resiente, junto con nuestra felicidad y motivación.

¿Qué hace falta para liberarse de estos patrones poco saludables y alcanzar un equilibrio más sostenible y gratificante entre la vida laboral y la personal?

Un estudio de la ESSEC Business School en Francia evaluó las estrategias que utilizaban más de centenar de profesionales de un bufete de abogados y de una empresa de contabilidad. Los investigadores hablaron con hombres y mujeres de entre 30 y 50 años, con al menos un hijo a cargo y que desempeñasen funciones de dirección media o superior.

La investigación demostró que lograr un mejor equilibrio entre las prioridades profesionales y personales se reduce a una combinación de reflexividad y de comprender el valor del tiempo personal. Y lo que es más importante, que no se trata de una solución única, sino de una adaptación continua a las circunstancias y prioridades de cada uno.

Estrategias para tener un equilibrio sano entre trabajo y vida privada

Las principales estrategias que desarrollaron aquellos que mantenían un equilibrio más saludable entre el trabajo y la vida privada, fueron

1. Tomarse pausas para reflexionar

Da un paso atrás y pregúntate ¿Qué me está causando actualmente estrés, desequilibrio o insatisfacción? ¿Cómo están afectando estas circunstancias a mi rendimiento y mi compromiso con el trabajo? ¿Cómo están afectando a mi vida personal? ¿Qué estoy priorizando? ¿Qué estoy sacrificando?

A menudo es un acontecimiento importante de la vida -como el nacimiento de un hijo o la muerte de un ser querido- el que hace nacer esta conciencia, pero es posible hacer una pausa y empezar a replantearse las prioridades en cualquier momento.

2. Prestar atención a las emociones

Examina cómo te hace sentir esa situación. Pregúntate: ¿me siento con energía, realizado, satisfecho? ¿O me siento enfadado, resentido, triste? La conciencia de tu estado emocional es esencial para saber con certeza qué cambios quieres hacer en tu trabajo y en tu vida.

Disfrutar de un día en al campo con tus hijos y en familia.

3. Priorizar

Aumentar tu conciencia cognitiva y emocional te da las herramientas que necesitas para poner las cosas en perspectiva y determinar cómo deben priorizarse. Pregúntate: ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar y durante cuánto tiempo? ¿De qué me arrepiento ya, y de qué me arrepentiré si sigo por el camino actual?

4. Considerar las alternativas y ponerse objetivos alcanzables

Antes de lanzarte a buscar soluciones, reflexiona primero sobre los aspectos de tu trabajo y tu vida que podrían ser diferentes. ¿Hay componentes de tu trabajo que te gustaría que cambiaran? ¿Cuánto tiempo te gustaría dedicar a tu familia o a tus aficiones?

Normalmente, hay una serie de componentes que influyen en el equilibrio entre el trabajo y la vida privada: conseguir un horario flexible, tener más tiempo para la familia y las aficiones, no tener que hacer horas extras, poder hacer descansos durante la jornada laboral y tener la posibilidad de tomar suficientes vacaciones sin que te hagan sentir culpable por tomarlas.

5. Poner en práctica los cambios

Por último, una vez que hayas reconocido tus prioridades y considerado cuidadosamente las opciones que podrían ayudarte a mejorar, es el momento de pasar a la acción. Eso puede significar cambiar las expectativas de tus colegas o un cambio informal en tus pautas de trabajo.

Por ejemplo, puede significar auto imponerse límites (como elegir no trabajar por la noche, los fines de semana o durante las vacaciones, y mantener esa decisión), o rechazar las demandas típicamente asociadas a tu función (como nuevos proyectos o solicitudes de viajes, incluso cuando te sientas presionado a aceptarlos).

Estar en equilibrio físico y mental mejora tu calidad de vida en general. Al crear una vida que te guste, puedes darles la vuelta a las situaciones y empezar a trabajar para vivir, en lugar de vivir para trabajar.  Para llegar hasta el final, para alcanzar el máximo rendimiento en todo lo que haces, dominar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada no es sólo algo agradable, sino una necesidad.

Fuentes:

  • Now Is the Time for “Life-Work Integration” Going from work-life balance to work-life integration to life-work integration. Thrive Global