La piel humana es un órgano complejo y multifuncional que puede estar sujeto a diversas alteraciones, incluyendo la aparición de lunares y manchas. Estas marcas cutáneas pueden ser de origen congénito, si bien también pueden aparecer cuando existe una importante exposición al sol u otros factores ambientales. En determinados casos, es necesaria una evaluación adecuada para descartar posibles complicaciones.
Lunares o nevus de la piel
Los lunares son acumulaciones de melanocitos a nivel de la capa basal de la epidermis. Los melanocitos son las células cutáneas que producen melanina, el pigmento protector que le da color a la piel. Todas las personas presentan un número variable de lunares, aunque estos no cumplen una función específica. Se ha relacionado un aumento en el número de lunares y una mayor incidencia de cáncer cutáneo en las personas que han sufrido quemaduras en la infancia.
Los lunares pueden presentar un tamaño variado, desde puntos apenas perceptibles hasta pigmentaciones de más de 2 cm de diámetro.
La forma de los lunares también es diversa, encontrándose algunos planos, abultados, lisos, rugosos, etc. El color puede ser de color carne, rojo, diferentes tonalidades de marrón, gris azulado y negro.
El número y la forma de los lunares se relacionan con el riesgo de sufrir un melanoma. También son factores relevantes el tipo de piel, la predisposición genética y la exposición al sol, entre otros factores.
Es importante seguir la evolución que pueden experimentar los lunares y manchas de la piel, ya que una peca maligna puede evolucionar hacia la expansión con metástasis si no se diagnostica a tiempo.
La clasificación clínica y el uso de herramientas de imagen, como la dermatoscopia, son fundamentales para una evaluación precisa.
Lunares y melanoma
La mayoría de los lunares son benignos, pero algunos pueden presentar características atípicas que requieren una evaluación más exhaustiva para descartar la posibilidad de malignidad, es decir de melanoma. Se trata del tipo de cáncer de piel más peligroso que en sus inicios puede parecer un simple lunar.
En nuestro país son diagnosticados más de 6.000 casos de melanoma cada año, según la Sociedad Española de Oncología Médica. Se trata de uno de los tumores que más está aumentando debido a los hábitos de exposición solar y a un mayor diagnóstico. El melanoma puede aparecer a cualquier edad y es algo más frecuente en mujeres.
En cuanto a la relación entre lunares y cáncer, los lunares no son en sí peligrosos, si bien pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma en personas que tienen muchos lunares adquiridos. Solo una cuarta parte de los melanomas surgen de un lunar ya existente, por lo que la gran mayoría aparecen sobre piel normal.
Las personas que presentan lunares de nacimiento de gran tamaño y las que tienen antecedentes familiares de melanoma también presentan un riesgo mayor.
Otros factores que incrementan el riesgo de melanoma son tener la piel y los ojos claros, haberse quemado con el sol de forma frecuente en la infancia y la juventud, y tener lunares atípicos.
Cuándo consultar al dermatólogo
Las personas con mayor riesgo deben observar periódicamente los cambios que puedan producirse en los lunares y acudir periódicamente al dermatólogo.
La técnica del ABCDE puede ser útil para saber si debemos realizar una consulta médica, cuando el lunar presenta (A) asimetría, (B) borde irregular, (C) color cambiante, (D) diámetro de más de medio centímetro y (E) evoluciona.
Otras señales que deberían propiciar la consulta con el dermatólogo incluyen el sangrado de un lunar con picor o dolor, la aparición de un halo rojizo en el lunar o su endurecimiento y descamación, o si se inflaman los ganglios de una zona cercana al lunar.
Tipos de manchas en la piel
Además de los lunares, en la piel pueden aparecer manchas debido a una amplia variedad de afecciones y situaciones. Además de la exposición solar, otras causas que pueden provocar la aparición de manchas en la piel incluyen procesos inflamatorios, tratamiento con algunos medicamentos como sulfamidas y tetraciclinas, y el contacto con algunos cosméticos.
Estas alteraciones pueden ser el resultado de cambios en la producción y distribución de melanina, la exposición solar, el envejecimiento cutáneo, factores hormonales y una predisposición genética.
Es esencial realizar un diagnóstico diferencial adecuado mediante la observación clínica y, en algunos casos, la biopsia cutánea para descartar condiciones graves.
Manchas por exposición al sol
La producción de melanina en la piel se relaciona con la exposición a la luz solar. Estas determinan la posible aparición de manchas por hiperpigmentación.
Las principales manchas de la piel causadas por el sol incluyen:
- El lentigo senil o actínico. Se trata de una respuesta de la piel a la radiación ultravioleta. Suele afectar a zonas expuestas normalmente a la luz del sol como cara, cuello, escote y brazos. Aparecen habitualmente a partir de los 50 años, relacionadas con un historial de exposición solar y quemaduras.
- El melasma. Son manchas marrones irregulares que aparecen en mujeres a partir de los 20 años, especialmente durante el embarazo o con la toma de anticonceptivos orales. Suelen afectar a la cara, cuello y antebrazos, especialmente durante el verano por la mayor exposición solar. El estrés también puede ocasionar cambios hormonales que provoquen la aparición de melasma.
- El melanoma. Es el cáncer de piel más peligroso y aparece como una mancha de distintos tonos que varía y evoluciona con el tiempo.
Cómo eliminar las manchas del sol
Existen diferentes técnicas médicas para reducir las manchas de la piel por hiperpigmentación. En primer lugar, se pueden minimizar las manchas gracias a la aplicación de cremas despigmentantes. Estas pueden contener diferentes agentes, como la hidroquinona, el ácido azelaico, los alfa-hidroxiácidos, los retinoides, el resorcinol, el ácido tranexámico, los corticosteroides tópicos, los antioxidantes tópicos y orales y las sustancias naturales con efecto despigmentante como los derivados del regaliz.
También se pueden aplicar tratamientos con láser, luz pulsada y la microdermoabrasión. Otros tratamientos como los peelings químicos y la terapia lumínica de baja intensidad son modalidades adicionales que han mostrado ser útiles como terapias coadyuvantes del tratamiento tópico.
Manchas blancas de la piel
Otro tipo de manchas relacionadas con la pigmentación de la piel es el de las manchas blancas. Frente al exceso de melanina que aparece en manchas como el melasma, también pueden producirse defectos de pigmentación.
Las manchas blancas de la piel pueden aparecer a cualquier edad, siendo más visibles en personas de piel oscura. En algunos casos, pueden responder a patologías y afecciones de la piel, suponiendo además un problema a nivel estético.
Las manchas blancas pueden estar causadas por lesiones producidas por tratamientos o traumatismos de la piel y por afecciones cutáneas como el vitíligo, la psoriasis, la dermatitis atópica e infecciones por hongos. Con el envejecimiento de la piel también pueden aparecer manchas blancas por agotamiento de la capacidad de producir melanina.
Eliminar las manchas blancas cutáneas
Cuando las manchas se deben a una infección, el tratamiento contemplará medicamentos que eliminen al microorganismo causante de las manchas.
En el caso de afecciones que cursen con despigmentación de la piel como el vitíligo, se pueden emplear fotosensibilizantes que ayuden a estimular la producción de melanina en las zonas deficitarias.
En el caso de las manchas blancas por pérdida de la capacidad de la producción de melanina pueden indicarse tratamientos con antioxidantes por vía oral para intentar frenar la aparición de nuevas manchas.
Evaluación y manejo de lunares y manchas de la piel
El abordaje de los lunares y las manchas de la piel implica una evaluación clínica completa, teniendo en cuenta la historia del paciente, los factores de riesgo y los hallazgos dermatoscópicos. Para los lunares atípicos, se pueden aplicar reglas clínicas y algoritmos de diagnóstico para determinar la necesidad de realizar una biopsia o seguimiento estrecho. En cuanto a las manchas de la piel, el manejo puede incluir el uso de agentes despigmentantes, el láser y otros tratamientos específicos según el diagnóstico establecido.
Además, los cuidados y la prevención de afecciones de la piel deben contemplar elementos como la fotoprotección de forma habitual, limitando el tiempo de exposición al sol y usando los protectores solares adecuados. Así mismo, es importante una alimentación saludable, incluyendo una ingesta suficiente de vitaminas y antioxidantes (carotenos, polifenoles, vitamina C y E, etc.), así como de vitamina D. Finalmente, se deben contemplar unos cuidados mínimos de la piel, incluyendo una correcta higiene, hidratación y protección.
Ante cualquier signo o lesión de la piel siempre es recomendable consultar con el Dermatólogo.
Fuentes
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Dr. Pedro L. González
Responsable de la redacción/ supervisión de los artículos publicados en AXA Health Keeper.
Pedro Luis González es médico especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública, periodista científico (Col·legi de Periodistes de Catalunya) y tiene varios postgrados en ciencias del comportamiento, administración sanitaria y diseño de sistemas de salud.
Life Coach y conferenciante público, ha creado la Propuesta Habittude basada en la ciencia del comportamiento aplicada a la autogestión de la salud, creando diversos servicios digitales de gestión del bienestar y del estilo de vida como forma de resolver la crisis de la cronicidad en los sistemas sanitarios.
Representa a la Organización Europea de Medicina del Estilo de Vida (ELMO) en España y trabaja con diversos actores sanitarios en el avance del pensamiento innovador para el empoderamiento de los ciudadanos respecto a su propia salud.