La pérdida de agua en el cuerpo puede afectar a las funciones normales del organismo. Por eso, es importante beber líquido (más aún en verano) incluso, antes de tener sed. Te contamos cómo hidratarte adecuadamente para sentirte bien y evitar problemas.

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Entre el 50 y el 70% de nuestro cuerpo está compuesto por agua, que se encuentra dentro de las células, entre estas, y en los vasos sanguíneos.

Al día perdemos entre 2 y 2,5 litros de agua al respirar, sudar, orinar y defecar, aunque se reponen rápidamente con la ingesta de líquidos, de acuerdo con la Cátedra Internacional de Estudios Avanzados en Hidratación.

Sin embargo, en algunos casos puede necesitarse atención médica para solucionar el problema, especialmente, cuando afecta a niños y personas mayores, los colectivos más vulnerables.

Síntomas de la pérdida de agua

Además del agua que de por sí ya perdemos a diario, el calor y realizar ejercicio intenso también pueden provocar deshidratación. Estos son los síntomas más frecuentes para saber si es tu caso:

– Sequedad de boca, letargo y mareos son los primeros síntomas de deshidratación.

– Poca orina o más oscura (cuando es más oscura, hay déficit de líquidos)

– Debilidad muscular

– Somnolencia

– Dolor de cabeza y mareos

En casos de deshidratación severa, es decir, cuando hay una pérdida del 10% al 15% de agua corporal, debe acudirse a un médico con urgencia, ya que puede tener consecuencias mortales. Estos son los síntomas que se manifiestan:

– Falta de sudoración

– Ojos hundidos

– Micción dolorosa

– Piel seca y arrugada

– Fiebre y delirios

– Inconsciencia

Los recién nacidos y niños pequeños, por su parte, presentan esta sintomatología:

– Boca y lengua secas

– Llanto sin lágrimas

– Ojos y mejillas hundidos

– Fontanela hundida (parte superior de la cabeza)

– No mojar los pañales durante tres horas

– Irritabilidad

Deshidratación en niños

¿Por qué se produce la deshidratación?

Muchas veces, la falta de líquidos viene dada por situaciones cotidianas como no beber suficiente porque estamos ocupados o enfermos, hacer senderismo y quedarse sin agua, o viajar a un país sin acceso a agua potable.

Al margen de esas circunstancias, estas causas también pueden provocar deshidratación:

Diarrea. Es la más común. El intestino grueso absorbe el agua de los alimentos, pero la diarrea evita que esto suceda. En este caso, el cuerpo libera demasiada agua, lo que provoca deshidratación.

Vómitos. Esta molesta expulsión por la boca conlleva una pérdida de líquidos y dificulta que el agua se reponga bebiéndola.

Sudor. Un clima cálido, una actividad física vigorosa o tener fiebre provocan sudoración, una secreción de líquidos mediante la cual liberamos una cantidad significativa de agua.

Diabetes. Los niveles altos de azúcar en la sangre provocan un aumento de la orina y pérdida de líquidos.

Mayor necesidad de orinar. El consumo de alcohol y de medicamentos para la presión arterial, así como los diuréticos y antihistamínicos pueden aumentar la frecuencia de las micciones.

Deshidratación en mayores y bebés

Cualquier persona puede deshidratarse, pero algunas corren más riesgo y requieren una mayor atención.

Bebés y niños. Al tener más probabilidades de sufrir diarrea y vómitos, los bebés y los niños son especialmente vulnerables a la deshidratación. El problema es que, si son muy pequeños, no pueden manifestar que tienen sed ni beber agua solos.

Adultos mayores. Con la edad, la reserva de líquidos del organismo se hace más pequeña, la capacidad de conservar agua se reduce y la sensación de sed se hace menos fina.

Enfermos crónicos. Quienes sufren diabetes, demencia o una enfermedad renal, y quienes toman determinados medicamentos son más propensos a perder líquidos.

Deportistas. Practicar ejercicio físico con calor y humedad aumenta considerablemente el riesgo de deshidratación.

Además de beber líquidos con frecuencia (incluso antes de estar sedientos), ingerir alimentos compuestos principalmente por agua (como la sandía, el pepino, el apio, el tomate, la piña y la manzana) puede ayudarnos a reponer la cantidad perdida del organismo y a hacernos sentir más frescos frente el calor en verano.

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Fuentes: