La dieta crudívora (también conocida como raw food) es un tipo de alimentación basada en el consumo de productos sin cocinar. Aporta más vitaminas y nutrientes, favorece la digestión y ayuda a perder peso. Conoce todos sus beneficios y riesgos.

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Vegetariana, vegana, detox, proteica, paleo, flexitariana… Hoy en día existen infinidad de dietas, cada una con alimentos permitidos y prohibidos, y con sus propias pautas de elaboración y consumo.

La mayoría de estos hábitos buscan mejorar nuestra calidad de vida, con una alimentación que aporte el máximo de beneficios a nuestro organismo y nos haga sentir mejor. En el caso de la dieta crudívora, se apuesta por los productos crudos (o cocinados a una temperatura máxima de 40-45º), ya que mantienen sus nutrientes originales.

La tendencia a recuperar lo natural y a volver a los orígenes ha provocado que esta tendencia gane adeptos e incluso tenga un día señalado en el calendario, el 28 de agosto (Día Internacional de la Comida Cruda). Personajes tan conocidos como las actrices Demi Moore, Natalie Portman y Uma Thurman o las cantantes Beyonce y Madonna, han sucumbido a la dieta crudívora.

¿Qué es ser crudívoro?

El raw food (comida viva, en inglés) es un tipo de alimentación basada en el consumo de vegetales crudos, casi recién cogidos de la tierra. Al no estar tratados, conservan intactas sus vitaminas y nutrientes.

Las frutas, hortalizas, huevos crudos, los frutos secos, las semillas, las algas y los germinados son alimentos permitidos si eres crudívoro. Por el contrario, los procesados, los cocidos y los deshidratados, así como los aceites refinados, la sal, el café y el té, el arroz, la pasta y, por supuesto, el alcohol, están en la lista negra.

Aunque el raw food se centra en alimentos de origen vegetal, también es posible incorporar carnes y pescados crudos o preparados mediante distintas técnicas de cocción, como la maceración, el adobado o el marinado.

Crudités vegetales

Beneficios de este tipo de alimentación

Cada día más personas se suman a la dieta crudívora por los múltiples beneficios que puede aportar al organismo:

  1. Nutrientes intactos. Los alimentos se consumen en su estado natural, por lo que no han sido manipulados ni tratados con productos químicos, como aditivos o colorantes. Por ello, conservan sus vitaminas, nutrientes y minerales innatos.
  1. Kilos, a raya. Al ser una dieta vegetariana, libre de azúcares y grasas, favorece la pérdida de peso. Así, es recomendable cuando uno desea quitarse de encima esos kilos de más y lograr una silueta más esbelta.
  1. Digestiones ligeras. Es rica en vitaminas y enzimas, que favorecen la digestión y ejercen una acción depurativa, lo que puede hacer que nos sintamos más ligeros.
  1. Piel rejuvenecida. Los alimentos sin cocinar contienen más enzimas digestivas, unas proteínas que favorecen la buena salud de la piel. Además, ralentizan el envejecimiento cutáneo y ayudan a que nos vemos más jovenes.
  1. Favorece el corazón. Un estudio de la Universidad de Giessen (Alemania) encontró que una ingesta dietética alta de verduras y frutas crudas (70-100% de alimentos crudos) se asocia a una reducción del colesterol LDL y a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  1. Una cuestión ética. Este tipo de alimentación es más una forma de vida que un régimen nutricional, ya que tiene muy en cuenta la propia salud, la sostenibilidad del planeta y el bienestar de los animales.

Riesgos del raw food

Comer alimentos crudos también puede conllevar algunas contraindicaciones para el organismo, que conviene tener en cuenta:

  • Déficit de proteínas y vitamina B12. Al no consumirse alimentos de origen animal, puede haber falta de proteínas y vitamina B12 (anemia). Se recomienda tomar suplementos de vitamina B12 y algas marinas (espirulina y chlorella).
  • No es recomendable para niños y embarazadas. Los déficits nutricionales de la dieta crudívora hacen que no sea aconsejable durante la gestación y la lactancia, ni tampoco se conveniente para niños y adolescentes.

El consumo de frutas y verduras crudas nos obliga a lavarlas adecuadamente con agua (incluso con una gota de lejía) para evitar ingerir microorganismos y bacterias presentes en la superficie, que podrían causar alguna enfermedad. Y es que los vegetales pueden portar un parásito llamado toxoplasma, mientras que el pescado y el marisco pueden contener anisakis.

Asimismo, la limitación de alimentos del raw food nos obliga a potenciar nuestra creatividad y buscar nuevas propuestas de zumos, sopas, cremas y ensaladas que llenen nuestros platos de color, sabor y texturas.

Si decides adentrarte en esta filosofía de vida (igual que con otras dietas) consulta previamente con un nutricionista para que valore tu estado de salud y tenga en cuenta la cantidad y la proporción de alimentos que necesitas.

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Fuentes:

  • The Journal of Nutrition
  • Organización Mundial de la Salud