La manera en que se desarrolla el síndrome agudo post COVID-19 (PACS) podría solaparse con los mecanismos implicados en otros síndromes de fatiga postinfecciosa. Diversos estudios recientes apuntan a la hipótesis de que una respuesta anormal a ciertos agentes infecciosos podría desencadenar el desarrollo de síndromes de fatiga. En este sentido el virus SARS-CoV2 no sería la única causa responsable de la COVID persistente.

Por el Dr. Pedro L. González, especialista en Medicina Preventiva de precisión, periodista científico y coach de estilo de vida.

Aunque el SARS-CoV-2 es la causa más comúnmente asociada con la COVID persistente, también se ha sugerido que otras infecciones virales o bacterianas pueden contribuir a la condición. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que alrededor del 30% de los pacientes con COVID-19 también tenían infecciones del tracto urinario (ITU) al ingreso en el hospital, lo que sugiere que la ITU podría contribuir a los síntomas persistentes.

En la misma línea, varios investigadores apuntan a que muchos síntomas post COVID-19 se solapan con los de la encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC).

Además, algunos expertos han señalado que los factores psicológicos y emocionales también podrían desempeñar un papel en la COVID persistente. La ansiedad, la depresión y el estrés pueden afectar la respuesta inmunológica del cuerpo y, por lo tanto, contribuir a los síntomas persistentes.

¿COVID persistente o fatiga crónica?

Estos hallazgos es lo que ha llevado a un grupo de investigadores a describir un nuevo paradigma para el síndrome post-COVID, dentro de un modelo que lo unifica unificador con el de la EM/SFC. Los investigadores sugieren que es plausible un desencadenante común de ambos síndromes.

Este desencadenante sería un factor estresante, que puede tener un origen psicológico (ansiedad, depresión o estrés postraumático), pero también puede tener su origen en un insulto biológico (infección, vacuna o enfermedad crónica).

En la EM/SFC, se han reconocido muchos desencadenantes diferentes y de amplio alcance, aparte de las enfermedades infecciosas, como las vacunas, las toxinas químicas y los traumas emocionales. Los factores psicológicos y sociales negativos asociados a la pandemia de COVID-19 se han relacionado con el síndrome agudo post-COVID. Se ha observado uniformemente una asociación entre este síndrome el sexo femenino y la mediana edad.

Según esta teoría, cuando se supera un determinado nivel de tolerancia al estrés, el hipotalamo puede convertirse en un epicentro de activación y neuroinflamación lo que explicaría la variedad de síntomas descritos.

Mujer joven con máscara facial

Cuatro sub-tipos principales de COVID persistente

El síndrome agudo post-COVID tiene cuatro sub-tipos principales definidos por diferentes grupos de síntomas, según un estudio del Weill Cornell Medicine.

El estudio fue el mayor de su clase en examinar la COVID persistente. Los investigadores utilizaron un algoritmo de aprendizaje automático para detectar patrones de síntomas en los historiales médicos de casi 35.000 pacientes que dieron positivo en la prueba de la infección por SARS-CoV-2 y posteriormente desarrollaron síntomas persistentes.

De los cuatro patrones principales detectados, uno presentaba problemas cardíacos y renales, e incluía una proporción relativamente alta de pacientes infectados en los primeros meses de la pandemia. Otro patrón incluía problemas respiratorios, ansiedad, trastornos del sueño y otros síntomas como dolor de cabeza y dolor torácico.

Los otros dos patrones de síntomas estaban dominados, respectivamente, por síntomas músculo esqueléticos y del sistema nervioso, incluida la artritis y por una combinación de síntomas digestivos y respiratorios.

Sólo en el primer patrón la proporción de sexos era aproximadamente de 1 a 1. En los otros tres, los pacientes femeninos constituían una mayoría significativa.

En la actualidad, los investigadores siguen investigando en varias líneas, como la definición de los patrones de síntomas de COVID persistente para que puedan identificarse fácilmente a partir de los historiales médicos electrónicos.

Fuentes:

  • Long COVID-19 renal disease: A present medical need for nephrology. Ángel Martin de Francisco, et al. Nefrologia 43. Núm. 1.Enero – Febrero 2023
  • Analysis of post COVID-19 condition and its overlap with myalgic encephalomyelitis/chronic fatigue syndrome. Sukocheva OA, Maksoud R, Beeraka NM, et al.. Journal of Advanced Research. 2022 Sep;40:179-196. DOI: 10.1016/j.jare.2021.11.013.
  • Protracted stress-induced hypocortisolemia may account for the clinical and immune manifestations of Long COVID. Yavropoulou MP, Tsokos GC, Chrousos GP, Sfikakis PP. Clinical Immunology (Orlando, Fla.). 2022 Dec;245:109133. DOI: 10.1016/j.clim.2022.109133.
  • Is SARS-CoV-2 the only cause of long-COVID? Pintos-Pascual I, Moreno-Torres V, Ibánez-Estéllez F, et al. AIDS Reviews. 2022 Dec;24(4):183-196. DOI: 10.24875/aidsrev.22000025. PMID: 36427058.
  • Data-driven identification of post-acute SARS-CoV-2 infection subphenotypes. Zhang, H., Zang, C., Xu, Z. et al. Nat Med 29, 226–235 (2023). https://doi.org/10.1038/s41591-022-02116-3