En ocasiones, a pesar de que entrenas con regularidad, los resultados no son como esperabas. No te ves mejor, tu rutina no es efectiva y no mejoras tus retos y marcas. Es posible que, sin saberlo, estés cometiendo errores en tu entrenamiento que afectan directamente a tu productividad y que son muy sencillos de resolver.

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¿Cuáles son los errores más habituales al entrenar?

  • Utilizar un peso inadecuado.

    Por exceso o por defecto puede que el peso que utilizas en tus sesiones de musculación, no tengan el peso que deben. Si pones menos peso del que puedes soportar, podrás aumentar quizá las repeticiones, pero no estarás ejercitando los músculos con la intensidad adecuada y los resultados a nivel de masa y resistencia serán peores. Si por el contrario te excedes en la carga, el riesgo de contracturas y de rotura de fibras y tendones se dispara, además de que es muy posible que hagas muchas menos repeticiones.

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  • Entrenar menos de tres días a la semana.

    Si de verdad quieres ver resultados, el entrenamiento no sólo debe ser regular, sino frecuente. Menos de dos sesiones a la semana no conseguirá que tu metabolismo se acelere. Además es necesario que tus músculos se recuperen, por lo que es mejor que entrenes un día sí y otro no, a que hagas dos días seguidos y luego pases cinco sin hacer nada. De todas formas, es mucho más efectivo hacer algo, que nada en absoluto, así que si sólo puedes entrenar sábado y domingo, no te preocupes, ten paciencia, porque quizá tardes más en encontrarte realmente en forma, pero al final lo lograrás.

  • Hacer repeticiones incorrectas.

    Lo mismo que en caso de la carga, pasarte por exceso o defecto en el número de repeticiones de un ejercicio puede ser perjudicial. Si sólo haces cinco sentadillas es casi como si no las hicieras, pero hacer 400 abdominales, además de unas agujetas inconmensurables, puede producirte lesiones y es posible que la fatiga consiga que modifiques la postura y los hagas mal.

  • Repetir siempre el mismo circuito.

    Además de conseguir que te aburras y que el riesgo de abandono se multiplique, si repites constantemente los mismos ejercicios, posiblemente olvides algunos grupos musculares y aumentes en demasía la masa de otros, lo que te producirá dolores y desequilibrios. Ni siquiera es conveniente sólo hacer musculación, sino que debes combinarlo con ejercicio aeróbico para mejorar la oxigenación y aumentar el rendimiento, no lo olvides.

  • Comer de más o de menos.

    Como en todo, pasarse o quedarse corto es lo peor. Si vas a entrenar en ayunas, tienes riesgo de hipoglucemia y tu umbral de fatiga disminuye, y mucho. Toma algo ligero, si no tienes muchas ganas, al menos un zumo y algo de proteína.
    Si vas a entrenar con el estómago lleno, tienes riesgo de que se te corte la digestión, por el movimiento, y mayor riesgo de lesión, porque el aporte de sangre estará centrado en el tubo digestivo, y tus músculos periféricos no se oxigenarán correctamente. Deja pasar unas dos horas, y si no tienes tiempo, toma una ensalada y un yogur una hora antes de la sesión, o un tentempié a media mañana. Después del entrenamiento haz una comida ligera.

  • Calentar mal y estirar poco.

    De ese fallo ya te hemos hablado en AXA Health Keeper, porque es muy importante. Debes aumentar la temperatura y la frecuencia respiratoria y cardiaca antes de empezar, para evitar lesiones y debes estirar los músculos que hayas ejercitado después para recuperar la elasticidad y el rango de movimiento inicial tras el esfuerzo.

En AXA Health Keeper encontrarás entrenadores virtuales que te darán consejos saludables como estos para que tu rendimiento sea óptimo.