La dieta de un universitario debe estar destinada a que consiga suficiente energía para dedicarle varias horas al día al estudio, a la resolución de problemas o a la planificación de trabajos. Debe ser equilibrada, nutritiva y completa, para potenciar la memoria y la atención y evitar en lo posible carencias de nutrientes que mermen la energía y la actividad. Pero…¿es realmente así? ¿Tienen tiempo, ganas y conocimientos los estudiantes universitarios como para realizar unas comidas que les aporten todos los nutrientes necesarios?
Consulta tus dudas a los endocrinos y nutricionistas que encontrarás en AXA Health Keeper. Regístrate aquí mismo.
Gran parte de los universitarios del mundo no residen en sus domicilios con sus padres, o si lo hacen no realizan la comida principal del día en casa, por tanto su dieta sufre una gran variación respecto a la que llevaban antes.
¿Cuáles son los errores más comunes en la dieta de los universitarios?
En AXA Health Keeper puedes encontrar una tabla de dieta equilibrada semanal que te ayudará a orientarte, pero antes descubre qué es lo que haces mal, para evitarlo.
No desayunar.
O hacerlo de forma muy ligera. Para soportar varias horas de clase la mente debe activarse y eso no se consigue si no le das combustible. Un ayuno prolongado sólo hará que tu cuerpo se vuelva ahorrador, que se ralentice tu metabolismo y que no te puedas concentrar. Hasta para coger apuntes te faltará energía!! Toma hidratos de carbono para dar combustible al cerebro, algo de proteína, grasa y fruta. Prueba con un zumo a una fruta, un café con leche y una tostada con margarina y mermelada, tomate y aceite o jamón y queso.
Tomar tentempiés inadecuados.
Si no has desayunado a media mañana estarás desfallecido y asaltará la máquina del pasillo o te atiborrarás en la cafetería. Craso error. Estarás aportando grasas y azúcares simples. Lleva una pieza de fruta, o un bocadillo de pavo, lechuga y tomate o bien un yogur, o un puñadito de frutos secos y con eso llegarás a la comida sin problemas. Varía el almuerzo, no tomes siempre lo mismo.
Comer tarde.
A veces los horarios son los que son y no puedes modificar nada, pero planifícate y si tienes una clase a las dos, come antes. Así evitarás que pasen tantas horas desde el desayuno o desde el tentempié de media mañana. Si no tienes tiempo puedes llevarte una ensalada con algo de proteína (pollo, taquitos de jamón, cubitos de queso, frutos secos, legumbres, pasta arroz…) y una pieza de fruta. Recuerda tomar siempre algo vegetal.
Comida rápida.
Si tienes prisa no tiene por qué acabar tomando un perrito, una hamburguesa o uno trozo de pizza. Deja estas opciones para ocasiones especiales. Estas comidas llevan grasas y azúcares en exceso y los picos de glucemia hará que en poco tiempo vuelvas a tener hambre.
Bebidas azucaradas.
Si necesitas mantenerte espabilado es mejor que tomes un té o un café que una bebida azucarada con gas, tipo refresco. La mejor bebida sin duda es el agua. Acostúmbrate a llevar en la mochila un botellita de agua que puedas rellenar y deja las bebidas con gas y azúcar para momentos puntuales. Recuerda que son 100 calorías que no aportan nada por cada botellín.
Cenas abundantes y tardías.
Procura cenar pronto para no acostarte en plena digestión y que sean ligeras. Si meriendas algo a media tarde (una café con leche, un zumo, unos frutos secos…) llegarás con menos hambre. Una tortilla, o un pescado, junto con algo de verdura y un derivado lácteo, como un yogur, te proporcionará los nutrientes que necesitas para que todo lo aprendido se asiente y descanses como un niño. Evita los fritos que son más pesados y el picoteo frente al televisor que hará que comas sin poner atención e ingieras más cantidad sin darte cuenta.
Si te vas a quedar a estudiar hasta tarde puedes realizar una “recena” ligera, por ejemplo un vaso de leche y unas galletas integrales. Evita picotear snacks o chuches. Sólo aportan calorías y te darán sed.
Recuerda tener siempre en tu nevera (o en la balda que te corresponda) algo de verdura, fruta, huevos, pollo o pavo, leche y derivados y no dejes de lado las patatas, las legumbres, la pasta, el pan y el arroz. Llevar una dieta equilibrada es más fácil de lo que imaginas. ¿Te apuntas?
Sigue los consejos que te damos en AXA Health Kepper y consúltanos todas tus dudas.