Durante el embarazo, el cuerpo de una mujer experimenta cambios significativos para proporcionar un ambiente óptimo para el desarrollo y crecimiento del feto. Uno de los nutrientes que desempeña un papel crucial durante esta etapa es el hierro. Se trata de un mineral indispensable para la formación de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno en el organismo. Con el embarazo la demanda de hierro aumenta, por lo que la dieta de la mujer embarazada debe contener un aporte adecuado para asegurar su propia salud y la del feto en gestación.
Importancia del hierro en el embarazo
El hierro es uno de los nutrientes importantes durante el embarazo, ya que en esta etapa aumenta el volumen de glóbulos rojos y, en consecuencia, los requerimientos de este mineral. Existe un riesgo elevado de anemia ferropénica por la mayor demanda que se produce. De este modo, los niveles de hierro del feto dependen del suministro materno, siendo un elemento esencial para el desarrollo de los órganos en formación.
Una ingesta adecuada de hierro durante el embarazo es crucial para prevenir su carencia. La cantidad recomendada de hierro para mujeres embarazadas se aproxima a los 30 miligramos al día. Principalmente, se puede obtener hierro de fuentes alimentarias como carnes rojas, aves, pescado, legumbres, espinacas y semillas como la quinoa y la chía.
Anemia y embarazo
La deficiencia de hierro es una de las deficiencias nutricionales más comunes en el embarazo y puede tener consecuencias negativas tanto para la madre como para el bebé.
La anemia ferropénica es muy frecuente en las mujeres embarazadas, especialmente en el segundo y tercer trimestre de la gestación y también después del parto. Las estimaciones señalan que el déficit de hierro durante el embarazo puede afectar a una de cada cinco embarazadas, pudiendo llegar a una de cada tres durante el tercer trimestre de gestación.
Por otro lado, la principal causa de anemia en embarazadas en España es el déficit de hierro, llegando a alcanzar el 90% de los casos. De este modo, muchas gestantes necesitarán suplementos de hierro, aunque una alimentación adecuada podría prevenir la anemia por deficiencia de hierro en el transcurso de la gestación.
Se debe asegurar el aporte de 30 mg de hierro al día durante el embarazo en las gestaciones únicas y 60 mg diarios en las gestaciones múltiples. Durante la lactancia el aporte total debe ser de 15 mg/día.
Además de la dieta, se recomiendan suplementos de hierro oral a dosis bajas a partir de los cinco meses de gestación en las mujeres en las que existen unas reservas inadecuadas de hierro. Sin embargo, la suplementación con hierro en mujeres sanas que presentan una alimentación adecuada y con unos niveles normales del hierro no es necesaria y puede no ser inocua, aconsejándose en todo caso unos suplementos ajustados a las necesidades individuales.
La anemia por deficiencia de hierro durante la gestación puede tener consecuencias negativas para la salud de madres e hijos. En las formas más graves se pueden producir consecuencias negativas para la gestación, existiendo un mayor riesgo de aborto y de parto pretérmino, bajo peso al nacer (con un aumento de la mortalidad perinatal), así como un incremento del riesgo de infecciones puerperales por una afectación de la función inmunológica.
Además, la deficiencia de hierro y la anemia durante la gestación se verán agravadas tras el parto, debido a las pérdidas de sangre que se producen. De este modo, la anemia posparto puede afectar a la mitad de las mujeres dentro de las 48 horas posteriores al alumbramiento. Para poder prevenir estas situaciones, las gestantes deberían llegar al último trimestre del embarazo con las reservas de hierro en óptimas condiciones, es decir, con unos niveles de hemoglobina mayor o igual a 11 mg por dl de sangre.
Otro de los efectos de la deficiencia de hierro es la interacción negativa entre la madre y el niño. De este modo, los niños nacidos de madres con deficiencia de hierro tienen un menor desarrollo en las funciones cerebrales, abarcando al ámbito cognitivo, motor, emocional y neurofisiológico.
Una vez analizados los resultados analíticos por parte del ginecólogo, este podrá recomendar la necesidad de suplementos de hierro y de las vitaminas implicadas en el metabolismo del hierro, como la vitamina B9 (ácido fólico) y B12.
Síntoma de hierro bajo
Los síntomas de unos niveles bajos de hierro que no llegan a niveles de anemia son inespecíficos. En todo caso, la disminución de las reservas corporales de hierro puede dar lugar a la aparición de fatiga.
Por el contrario, cuando se desarrolla anemia por deficiencia de hierro (anemia ferropénica), los síntomas suelen ser más específicos y pueden aumentar con la severidad de la anemia.
En cualquier caso, los síntomas de la anemia en los casos más leves pueden pasar inadvertidos dentro de los síntomas generales que se experimentan por el propio embarazo. De este modo, una mujer embarazada con niveles bajos de hierro puede presentar cansancio, palidez, mareos, disminución de la capacidad cognitiva, síntomas depresivos y mayor riesgo de infecciones. En casos más severos, pueden aparecer palpitaciones, dificultad para respirar y dolor en el pecho.
Dieta para el embarazo: alimentos ricos en hierro
Una dieta adecuada para el embarazo debe incluir alimentos ricos en hierro, como carnes rojas magras, carne de ave, pescado y moluscos. Además, las opciones vegetales comprenden sobre todo las legumbres y verduras como espinacas y acelgas, frutos secos y semillas.
El hierro que proviene de los productos de origen animal (hierro hemo) se absorbe mejor que el de origen vegetal. Para aumentar la absorción de hierro de las fuentes vegetales y de los suplementos es recomendable consumirlos junto con alimentos ricos en vitamina C (cítricos, frutos rojos y kiwis, entre otros). En cambio, el calcio puede reducir la asimilación de este mineral.
Fuentes
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Dr. Pedro L. González
Responsable de la redacción/ supervisión de los artículos publicados en AXA Health Keeper.
Pedro Luis González es médico especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública, periodista científico (Col·legi de Periodistes de Catalunya) y tiene varios postgrados en ciencias del comportamiento, administración sanitaria y diseño de sistemas de salud.
Life Coach y conferenciante público, ha creado la Propuesta Habittude basada en la ciencia del comportamiento aplicada a la autogestión de la salud, creando diversos servicios digitales de gestión del bienestar y del estilo de vida como forma de resolver la crisis de la cronicidad en los sistemas sanitarios.
Representa a la Organización Europea de Medicina del Estilo de Vida (ELMO) en España y trabaja con diversos actores sanitarios en el avance del pensamiento innovador para el empoderamiento de los ciudadanos respecto a su propia salud.