La inactividad física es la causa directa del 30 % de infartos y anginas de pecho. De ahí la importancia de mantenernos activos físicamente para cuidar nuestro corazón. Con motivo del Día Mundial del Corazón, el 29 de septiembre, desde AXA Health Keeper te explicamos porqué el deporte es un gran aliado del corazón.

En AXA Health Keeper tienes un amplio abanico de entrenadores que valorarán tu condición física y te aconsejarán. Haz ejercicio con nosotros. Regístrate aquí.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos con el consiguiente consumo de energía”. Cualquier tipo de actividad física, tanto moderada como intensa, es beneficiosa para la salud y, sobre todo, para nuestro corazón, nuestro motor.

Sin embargo, y según datos de la OMS, uno de cada cuatro adultos en todo el mundo no tiene un nivel suficiente de actividad física y más de 80% de la población adolescente no tiene tampoco un nivel suficiente de actividad física.

Por otro lado, las enfermedades cardiovasculares se sitúan entre las principales causas de muerte en el mundo. Según la OMS, cada año mueren más personas por alguna de estas enfermedades que por cualquier otra causa. Se calcula que, para 2030, casi 23,6 millones de personas morirán debido a alguna enfermedad cardiovascular, sobre todo por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.

Beneficios de realizar actividad física

La actividad física contribuye a mejorar nuestra calidad de vida porque nos aporta beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales:

  • Reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, tensión arterial alta y diabetes.
  • Ayuda a controlar el sobrepeso y la obesidad.
  • Fortalece los huesos y los músculos.
  • Mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo a sufrir estrés, ansiedad y depresión. Además, aumenta la autoestima.
  • Fomenta la sociabilidad y aumenta la autonomía y la integración social.

Tipos de actividad física y corazón

No todos los deportes benefician al corazón de la misma manera. Los cardiólogos consideran que hay unos que lo cuidan más que otros:

Ejercicios aeróbicos: son los que tienen un componente destacado de resistencia y son los más indicados porque entrenan el aparato cardiovascular. Ir en bicicleta, caminar a paso rápido, correr, nadar, bailar, esquiar, jugar a tenis o a fútbol son algunos de los más indicados. La actividad aeróbica, o de resistencia, hace latir el corazón más rápido que de costumbre. Durante este tipo de ejercicio, la respiración también se hace más rápida. El grado de intensidad (suave, moderada o intensa) dependerá del esfuerzo necesario para realizar la actividad. Si no estás en forma, debes empezar por una actividad de intensidad suave.

Ejercicios anaeróbicos: benefician el cuerpo de otra manera. Las actividades de fortalecimiento muscular mejoran la fuerza, la potencia y la resistencia de los músculos. Hacer flexiones en el suelo, abdominales, levantar pesas o subir escaleras son actividades de fortalecimiento muscular.

Estiramientos: mejoran la flexibilidad y la capacidad de mover las articulaciones.

Una de las claves para aprovechar los beneficios cardiovasculares es la constancia y que la práctica deportiva se convierta en una rutina.

Las limitaciones al ejercicio físico en caso de problemas cardiovasculares son grandes. En la mayoría de los casos, la actividad aeróbica intensa no es recomendable para personas con enfermedad coronaria, pero será el rehabilitador cardíaco el que nos oriente sobre qué tipo de actividad es la más conveniente.

 

 

Cómo realizar actividad física para el corazón

 El ejercicio ayuda al corazón porque fomenta el flujo sanguíneo. Ejercitarnos de forma regular a intensidades moderadas o enérgicas disminuye el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón y ataques cardíacos.

En caso de no padecer ningún problema cardiovascular, el entrenamiento a intervalos (combinar periodos cortos de actividad de mucha intensidad con actividad menos intensa) es muy efectivo. Obliga a nuestro corazón a llegar a un ritmo máximo (límite al que llega el sistema cardiovascular durante la actividad física) durante periodos de tiempo cortos. Después, en la actividad menos intensa el ritmo cardiaco se recupera.

Este trabajo hace que el corazón funcione de forma más eficiente. Aun así, antes de llevar a cabo un entrenamiento de este tipo, el Colegio de Medicina Deportiva estadounidense (ACSM) aconseja tener un nivel físico mínimo.

Riesgos del ejercicio físico en el corazón

El ejercicio físico moderado previene la formación de trombos en el torrente circulatorio. Sin embargo, cuando la intensidad se incrementa, la tendencia es la contraria: se favorece la formación de trombos, se reducen los estímulos nerviosos relajantes y aumentan los estímulos nerviosos y hormonales estimulantes, que favorecen el desarrollo de arritmias en personas con cardiopatías crónicas o agudas.

Otro riesgo es el infarto de miocardio, más probable en personas con factores de riesgo cardiovascular como tabaquismo, hipertensión arterial o diabetes. Para minimizar estas complicaciones, debemos empezar a realizar ejercicio poco a poco e ir aumentando la intensidad paulatinamente.

Recuerda la importancia de escuchar tu cuerpo y las señales que te pueden poner en alerta y de seguir una alimentación saludable.

 ¿Tienes un corazón sano? Averígualo con nuestro Test de riesgo 
cardiovascular de la App.

FUENTES:

  • Federación Mundial del Corazón
  • Organización Mundial de la Salud (OMS)
  • Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social
  • Fundación Española del Corazón
  • Mayo Clinic
  • Colegio de Medicina de EE.UU. (ACSM)