No enfermamos igual en invierno y en verano. El frío, por ejemplo, favorece la aparición de enfermedades respiratorias y son habituales las gripes y resfriados. Pero… ¿sabes cuáles son los percances y las enfermedades comunes en verano y por qué? Pon atención.

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¿Por qué se producen estas enfermedades comunes en verano?

Las enfermedades estacionales tienen mucho que ver con la climatología, el frío, la humedad, el viento, la falta de sol… y con el hecho de pasar más tiempo en lugares cerrados o estar todo el día en la calle. Por eso en invierno es tan común contagiarse de gérmenes que viajan por el aire, en las gotitas de saliva y a los que favorece el frío.

Sin embargo el sol, la temperatura alta, el sudor, el cambio de alimentación, la falta de humedad o el exceso de la misma en playas o piscinas, también son la causa de numerosos problemas de salud y ayudan a la proliferación de otros agentes patógenos.

Vamos a conocer los problemas más habituales en la época estival.

Enfermedades gastrointestinales y digestivas

  • Diarreas agudas.

Beber agua contaminada, no respetar la cadena de frío, o la mayor ingesta de alimentos crudos, nos hacen más vulnerables a sufrir problemas digestivos en verano y en especial intoxicaciones alimentarias, que nos produzcan vómitos y diarrea. El principal peligro de este trastorno es que la persona se deshidrate. Procura llevar la comida a un pic-nic o a la playa en recipientes herméticos, lávate adecuadamente las manos antes y después de manipularlos y evita salsas con huevos, tipo mayonesa, que se estropean con facilidad. Lava bien los ingredientes que vayas a comer crudos.

Si sufres diarrea deberás beber más agua (no zumos, ni refrescos con azúcar, ni por supuesto alcohol), haz las primeras horas una dieta absoluta para dejar al estómago descansar y reinicia la ingesta sólida con alimentos astringentes, como la zanahoria, la patata, el arroz o el pan tostado. Nada que lleve grasas ni fibra.

  • Cistitis.

Es la típica infección de orina, provocada igualmente por el calor y la humedad retenida en el traje de baño, por ejemplo. Produce escozor, ganas de orinar continuas, micciones insuficientes y puede también dar fiebre. Precisa de un tratamiento antibiótico que deberá prescribir el médico.

Otitis

Es una infección del oído externo o medio, muy común en verano por los baños en piscinas y en el mar, que deja restos de agua y bacterias en el oído. Producirá dolor agudo, fiebre y supuración. Precisa de un tratamiento médico con antibióticos, así que consulta a tu médico y sigue sus indicaciones.

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Quemaduras solares.

Es un percance muy habitual. La exposición al sol sin protección o con una protección deficiente hace que suframos quemaduras de diversa consideración. Puede ser un simple enrojecimiento, que se aliviará con cremas hidratantes frescas, o quemaduras de segundo o tercer grado que producirán ampollas, piel necrosada y dolor intenso. En este caso será necesario que consultes con los servicios sanitarios para desbridar la piel y curar con pomadas especiales.

Deshidratación.

No se trata de una enfermedad, pero es un evento excesivamente frecuente y que puede dar lugar a graves problemas de salud. Sobre todo es peligroso en bebés y ancianos que no pueden expresar que tienen sed o no sienten la necesidad de beber y permanecen apenas sin moverse durante largo tiempo a altas temperaturas.

Es importante que bebas o des de beber cada poco tiempo, máximo 15 minutos si hay más de 30 grados de temperatura ambiente o si estás haciendo ejercicio.

Enfermedades producidas por microorganismos

Pie de Atleta y Papiloma plantar. Son habituales por las altas temperaturas y el exceso de humedad y puedes contagiarte tanto en una piscina, como en una ducha de una playa. Por eso es importante que, siempre lleves chanclas para pisar esos lugares y seques bien los pies. Deberás tratarlos con antimicóticos en caso de la tiña pedis y con ácido salicílico en el caso del papiloma.

Picaduras de insectos, medusas, salvareos…

Tienen fácil tratamiento salvo casos especiales. El mayor peligro reside en que haya una reacción alérgica que precisaría de una actuación más urgente. Ante una picadura de insecto, lava con agua y jabón, retira el aguijón si lo ves y aplica una pomada calmante y hielo si tienes edema. Las medusas producen una urticaria que se trata con analgesia, hielo y antihistamínicos y los salvareos o pez araña inoculan un veneno que deberás desactivar con agua salada, calor y analgesia. Pregunta a un sanitario si tienes dudas.

En AXA Health Keeper tenemos dermatólogos, endocrinos, otorrinos, podólogos y otros muchos profesionales para que ninguna enfermedad quede sin ser tratada. Conócelos a todos.