Todos sabemos lo que son los antibióticos y más o menos para lo que sirven. Pero mucha de la información de la que disponemos es errónea, lo que hace que no los utilicemos como debemos y corramos riesgo innecesarios para nuestra salud.

En AXA Health Keeper queremos que te cuides y registres tus objetivos para conseguir “fitpoints” que canjear por servicios de salud a precios especiales. ¡Anímate!

Infografia - Lo que debemos saber sobre los antibióticos

 

Exactamente ¿qué son los antibióticos? y ¿para qué sirven?

Los antibióticos son unas sustancias químicas producidas por un ser vivo o sintetizadas de manera artificial que evitan la proliferación de ciertos microorganismos patógenos, concretamente las bacterias.

Pueden ser bacteriostáticos si evitan la proliferación del germen o bactericidas si lo que hacen es destruirlo.

Se consideran de amplio espectro cuando su radio de acción es grande y actúan sobre muchos tipos de gérmenes, y de bajo espectro cuando son más específicos para un tipo de bacterias.

Se descubrieron a principios del siglo pasado, cuando Alexander Fleming encontró un tipo de moho que terminaba con el crecimiento de las bacterias. El primer antibiótico comercializado fue la penicilina.

¿Cuándo usarlo y cuándo no?

Un uso indebido de los antibióticos puede influir en su efectividad, por eso es importante que de todo lo que se dice sobre ellos, tengamos claro qué es verdad y qué no es cierto:

  • No curan cualquier tipo de enfermedad.

Los antibióticos sólo son válidos para actuar contra infecciones bacterianas, de modo que no curan una enfermedad producida por un virus como por ejemplo la gripe o el resfriado común.

  • Tomar antibióticos “por si acaso” no es beneficioso.

Sólo debes tomar antibiótico cuando el médico lo considere necesario. Nuca compartas con otra persona un antibiótico que te recetaron a ti, pues cada bacteria precisa de un tipo de medicamento diferente. Además, el abuso de antibióticos te expone a sufrir efectos secundarios como diarreas, sobre infecciones por hongos, trastornos de la piel o intolerancias alimentarias.

  • Algunas bacterias se han vuelto resistentes a los antibióticos.

El uso indiscriminado o abusivo de los antibióticos ha conseguido que algunas bacterias hayan desarrollado sistemas de protección frente a los mismos, y que ante la imposibilidad de tratarlas su peligrosidad se haya disparado.

  • Los antibióticos no discriminan y actúan solo frente a las bacterias “malas”.

Los antibióticos no pueden diferenciar bacterias dañinas de las que no lo son. Esto es un problema, puesto que en nuestro organismo, sobre todo en el tubo digestivo, tenemos ciertas bacterias que son necesarias para realizar las funciones vitales. Este es el caso de las bacterias de la flora intestinal. Si se acaba con ellas, no absorberemos adecuadamente los nutrientes y podríamos tener problemas digestivos. Por eso es conveniente durante el tratamiento consumir algún alimento probiótico como yogures con bífidus para proteger la flora. Además un consumo elevado de antibióticos afecta también a las defensas pues evita la creación de anticuerpos. Eso nos hace más vulnerables a enfermar.

  • Algunas personas son alérgicas a ciertos antibióticos.

Algunos antibióticos pueden producir reacciones alérgicas, normalmente de tipo tópico o digestivo. Si te sucede al tomar un antibiótico debes consultar inmediatamente con el médico que buscará otra opción para tratar la enfermedad que padezcas.

  • Hay que terminar con la dosis recetada.

Es verdad. Para que su efecto se prolongue y sea realmente eficaz es importante no interrumpir el tratamiento cuando los síntomas disminuyan sino terminar las dosis que te haya indicado el médico. Además es importante seguir el horario pautado e ingerirlo de la forma en que indique el prospecto, bien sea con agua, con otro líquido o con comida.

  • La ingesta de antibióticos no afecta a tu rendimiento deportivo.

No hay evidencias científicas que corroboren este dato. Serán las molestias producidas por la enfermedad como fiebre, tos, cefalea…, las que afecten a la hora de entrenar, pero no propiamente el antibiótico. Así que descansa y recupérate bien antes de volver a hacer deporte para que tu sesión de ejercicio pueda realizarse en plenas garantías.

Utiliza los antibióticos de forma correcta y sigue siempre las indicaciones de tu médico.

En AXA Health Keeper sólo por registrarte tiene acceso a orientación médica telefónica gratuita las 24 horas del día. ¿Lo sabías?