Los humanos somos los únicos seres vivos que seguimos tomando leche y productos lácteos una vez que ha finalizado la etapa de lactancia. Eso es bastante extraño. La respuesta a esta cuestión nos lleva a pensar en la evolución de las especies. Los humanos hemos evolucionado de forma que poseemos en nuestro cuerpo una enzima, la lactasa, que nos permite seguir digiriendo los lácteos en la edad adulta. En los últimos tiempos, en los que tanto hablamos de hábitos saludables, han aparecido, sin embargo, dudas sobre los beneficios del consumo de leche, lo que ha hecho que mucha gente se replantee si seguir añadiendo este alimento a su dieta habitual.

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¿La leche entera es buena? ¿Es mejor la desnatada?

Vamos a intentar despejar todas las dudas.

  • Leche materna, la mejor. Cierto.
    Es el alimento primordial de los bebés de forma exclusiva los primeros seis meses y de forma complementaria hasta al menos los dos años. Su restricción puede causar problemas serios de crecimiento y desarrollo.
  • De los dos años en adelante no se necesita tomar leche. Falso.
    La ingesta de leche sigue siendo importante en todas las etapas de la vida, sobre todo infancia, adolescencia, embarazo o senectud. Las proteínas animales, las vitaminas del complejo B y el calcio, hacen de la leche un alimento difícil de sustituir si queremos seguir una alimentación saludable.
  • Sólo es válido el calcio de la leche. No es cierto.
    Podemos encontrar calcio en otros alimentos como hortalizas de hoja verde como el brécol, la col o la berza, en pescados con espina como sardinas salmón, caballa o anchoas, en frutos secos como almendras o nueces y en alimentos enriquecidos como zumos, panes, tofu o cereales. Sin embargo es en los alimentos lácteos (leche, yogur, queso o mantequillas), donde se encuentra calcio en mayor porcentaje.
  • Los productos lácteos desnatados han perdido el calcio. No es cierto.
    Al retirar las grasas de los alimentos no se pierde el calcio, aunque sí se reduce la vitamina D, que es liposobluble. Pero la vitamina D está presente de forma natural en cantidades reducidas, por ello se enriquecen los alimentos con esta vitamina. La leche desnatada es una buena si se quiere controlar el peso.
  • La leche se digiere mal. No es cierto.
    Las personas con intolerancia a la lactosa pueden sufrir molestias digestivas si beben leche, no así con los productos derivados cuyo proceso de preparación los hace más digestivos. Si es tu caso, prueba leche sin lactosa, que conserva todas sus propiedades.
  • Está prohibido el consumo de leche y derivados si se sufre hipercolesterolemiaFalso.
    En situaciones de colesterol alto, o sobre peso, se recomendaría en todo caso leche desnatada, para no añadir grasas animales en la dieta.
  • La leche tienen un efecto hipotensor. Cierto. El calcio y algunos péptidos regulan la tensión arterial, por lo que el consumo de leche previene la aparición de enfermedades vasculares derivadas de una presión sanguínea alta.
  • Intolerancia y alergia es lo mismo. Falso.
    Es diferente no tolerar la lactosa que tener alergia a la proteína de la leche de vaca. La alergia es más propia de bebés menores de dos años y suele revertir en la edad adulta.
  • Los lácteos funcionales, con bífidus o esteroles son un engaño. Falso.
    Existen lácteos con lactobacilus, fitoesteroles, calcio, prebióticos o probióticos cuyas funciones están científicamente comprobadas.

Prueba si lo deseas otros tipos de lácteos que no estén realizados con leche de vaca, sino de soja, de almendras, arroz, incluso calabaza. Compara sus ingredientes y nutrientes y decide si te sientan mejor y te gustan más.

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