La celulitis es una infección de las capas profundas de la piel en la que se produce inflamación del tejido conjuntivo, con una afectación de la dermis y una epidermis relativamente respetada. La infección puede presentar diferentes orígenes, como una herida, la infección de un grano o una infección de origen odontológico.

Qué es la celulitis facial

En este caso, la celulitis nada tiene que ver con la ‘piel de naranja’ o la disposición anómala de grasa en muslos y caderas. Se trata de una infección localizada en las partes blandas subcutáneas que se desarrolla como resultado de la entrada de bacterias a través de una barrera cutánea alterada. De este modo, una herida en la piel, una intervención quirúrgica o una lesión cutánea puede permitir la entrada de microorganismos. También puede presentarse cuando se infecta un grano o un folículo piloso.

La celulitis compromete la dermis reticular y la hipodermis y puede generar daño linfático permanente. El área afectada se caracteriza por aumento de temperatura, edema, dolor y eritema, presenta bordes irregulares, pero puede respetar áreas de piel en un patrón impredecible. Puede dar lugar a la aparición de ampollas, ampollas hemorrágicas y pústulas.

Se trata de una afección de presentación relativamente frecuente y su diagnóstico precoz es clave para establecer un tratamiento efectivo.

Si las bacterias causantes alcanzan las capas profundas de la piel y no se establece un tratamiento, podrían acceder al torrente sanguíneo y la infección se podría expandir por todo el cuerpo, lo que podría causar una enfermedad grave. La celulitis facial puede ser especialmente peligrosa si afecta a la piel situada en el contorno de los ojos.

Qué puede causar celulitis facial

La celulitis es el resultado de la invasión bacteriana directa a través de la barrera cutánea alterada, con compromiso variable de tejido blando. Excepcionalmente la causa es una bacteriemia cuya infección de origen está situada en otro lugar, sobre todo en pacientes inmunosuprimidos.

La celulitis suele estar causada por bacterias. Las más habituales son Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus. Con menos frecuencia, también pueden producir calulitis especies como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, Escherichia coli, Legionella, Pseudomonas aeruginosa e Hidrophila, Erysipelothrix rhusiopathiaea y enterobacterias como faecalis, faecium y durans.

Estos microorganismos producen diferentes toxinas tales como la estreptocinasa, lo que puede generar una marcada reacción inflamatoria.

Existe una especial predisposición a la celulitis facial en ancianos, niños pequeños, personas debilitadas inmunológicamente, personas que padecen diabetes mellitus y pacientes con problemas en el sistema linfático.

Tipos de celulitis facial

Según su localización, origen y características se pueden clasificar diversos tipos de celulitis facial.

Celulitis orbitaria

Afecta las partes blandas anteriores al septum ocular y se caracterizan por edema e inflamación de los párpados, sin verse afectada la agudeza visual. Es más frecuente en los niños menores de 5 años.

Celulitis odontógena

La celulitis facial odontógena es una infección causada por bacterias de origen bucal y que se puede presentar en forma de inflamación subcutánea en diferentes partes de la zona de la cara.

 

Síntomas de la celulitis facial

Los síntomas que aparecen en la celulitis facial bacteriana incluyen enrojecimiento, hinchazón, calor y llagas en la zona de la piel afectada. Las zonas enrojecidas se presentan con bordes mal definidos y son frecuentes las adenopatías regionales, linfangitis y síntomas generales como fiebre, escalofríos, dolor y malestar general.

El diagnóstico debe basarse en los síntomas, pero también puede ser útil el estudio microbiológico.

Para el diagnóstico, en las celulitis periorbitarias y orbitarias es importante realizar una valoración conjunta con un oftalmólogo o un especialista en otorrinolaringología, según el caso. De igual modo, en la celulitis odontógena es importante la valoración por el odontólogo.

Las pruebas para establecer el diagnóstico pueden incluir:

  • Proteína C reactiva.
  • Cultivo de secreciones conjuntivales o nasales y de secreciones obtenidas por drenaje quirúrgico.
  • Radiología de senos paranasales.
  • Ecografía periocular.
  • TAC o RMN.

Tratamiento de la celulitis facial

Dado que la celulitis facial está producida por bacterias, el tratamiento consiste en la prescripción de antibióticos sistémicos, principalmente por vía oral. Algunos especialistas recomiendan el uso de penicilina como tratamiento estándar, asumiendo que el principal agente patógeno sea el Streptococcus.

Con el tratamiento antibiótico, los patógenos mueren rápidamente, liberando toxinas y enzimas que serían responsables de un aparente empeoramiento clínico inicial, con la aparición de mayor inflamación cutánea y fiebre. Sin embargo, no debe confundirse con el fallo del tratamiento. Se suele observar mejoría clínica con una progresiva desaparición de los síntomas al cabo de uno o dos días de tratamiento, que será necesario completar hasta los 10-14 días.

También podrían incluir se en el tratamiento los antiinflamatorios no esteroideos y los corticoides, dependiendo de la gravedad e intensidad de la infección.

Tras la fase de tratamiento farmacológico, se puede proceder a tratar la dolencia que ha generado la celulitis. Por ejemplo, si se trata de una infección odontógena como una caries, se valorará un tratamiento de endodoncia o la extracción de la pieza dental afectada, ya que al llegar a estos extremos el diente suele estar muy afectado.

Como prevención, se recomienda una adecuada higiene e hidratación de la piel con cremas hidratantes. En caso de heridas o arañazos, es necesario lavar abundantemente con agua y jabón y secar bien. También se puede valorar aplicar alguna solución desinfectante, como la clorhexidina.

Entre las complicaciones de la celulitis cabe citar los abscesos subcutáneos, bacteriemia, artritis séptica, endocarditis, tromboflebitis y fascitis necrotizante.

Ante cualquier síntoma de la piel que exceda lo convencional, siempre es recomendable consultar con el Dermatólogo.

 

Fuentes