El pesimismo y el optimismo son dos conceptos opuestos. Cada uno de ellos tiene un punto de vista distinto del mundo: para los optimistas, los pesimistas parecen demasiado deprimidos; para los pesimistas, los optimistas no viven en un mundo real. ¿Qué enfoque es mejor? Te contamos algunos pros y contras de cada uno de ellos.

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Las personas optimistas y las pesimistas se diferencian principalmente en cómo se enfrentan a los problemas, en cómo manejan la adversidad y en los recursos que tienen. Ver el vaso medio vacío o medio lleno se ha asociado desde siempre a una visión optimista o pesimista de la vida.

La forma en la que los optimistas y los pesimistas difieren en su enfoque del mundo tiene un impacto directo en sus vidas. Pero debe tenerse en cuenta que estos dos conceptos no son rígidos, es decir, una persona puede ser optimista respecto de ciertos aspectos de la vida (como tener una buena relación de pareja), pero pesimista hacia otros aspectos, como el trabajo.

Además, las personas también podemos cambiar. Todos tenemos días más nublados que otros o días más soleados en los que vemos las cosas de forma más positiva.

Qué es una persona optimista

Una persona optimista seguramente dirá que el vaso está medio lleno. El pensamiento positivo significa que nos enfrentamos a algo desagradable de una manera más positiva y productiva. El optimismo es un componente clave de la inteligencia emocional.

Una persona optimista se relaciona con beneficios como:

  • Menor riesgo de depresión.
  • Mejor bienestar psicológico y físico.
  • Niveles más bajos de angustia.
  • Mayores habilidades para afrontar momentos de estrés.
  • Mayor probabilidad de llevar un estilo de vida más saludable (actividad física regular y alimentación saludable).
  • Menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Una persona optimista busca soluciones, lejos de la tiranía del perfeccionismo. Está abierta a dar pequeños pasos hacia el éxito. Además, una persona optimista ve la adversidad como algo temporal, ajena a ella. Ante una dificultad, persevera. Ve cosas buenas en todas partes, generalmente es más confiada y tiene esperanzas sobre el futuro.

El optimismo es una parte importante del logro y es especialmente importante en tiempos de caos y cambios. Si eres una persona optimista, seguirás adelante pese a los golpes, serás más proactivo y persistente y no perderás la esperanza. Verás el mundo lleno de oportunidades potenciales.

Sin embargo, el exceso de optimismo puede alentar a asumir riesgos innecesarios. Un exceso de confianza puede conducir a comportamientos imprudentes, como no tomar las precauciones necesarias para evitar riesgos.

 

Qué es una persona pesimista

 Una persona pesimista, por el contrario, verá el vaso medio vacío. Este tipo de personas están relacionadas con frases como “es demasiado complicado”, “no tengo los recursos”, “nunca lo he hecho antes” o “no funcionará”…

Estas son algunas de las actitudes de la persona pesimista:

  • Observa sobre todo los aspectos negativos de todo lo que lo rodea. Pensando en los peligros y dificultades potenciales en el camino, es probable que el pesimista tenga pocas esperanzas para el futuro.
  • Ante las dificultades, una persona pesimista tiene más probabilidades de hacerlo peor de lo previsto, incluso de rendirse antes de hacerlo porque cuando se enfrenta a un desafío, tiende a permanecer pasivo.
  • Este tipo de persona tiende a creer que sus esfuerzos son inútiles de todos modos. Preocuparse demasiado por los peligros potenciales y concentrarse en lo que puede salir mal conduce muchas veces a la pasividad.

Pero no todo son desventajas. Una evaluación cautelosa, que vea los posibles riesgos, es beneficiosa, siempre y cuando no se caiga en la negatividad. Una visión más escéptica de las cosas nos ayuda también a gestionar mejor los riesgos.

Una persona pesimista, además, puede prever los obstáculos más fácilmente y tiene más probabilidades de construir redes de seguridad.

¿Qué es mejor, ser optimista o pesimista?

En un estudio sobre cuál es la base neuronal del optimismo y el pesimismo, los expertos concluyen que tanto el optimismo como el pesimismo son necesarios para nuestro bienestar y que el punto medio entre los dos extremos es el óptimo.

“Demasiado poco valor es cobardía y demasiado valor es temeridad”, Aristóteles.

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Fuentes:

  • Mayo Clinic
  • Harvard Medical School
  • Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. (PMC)